“Hoy es un día histórico para el país: las FARC (la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) dicen adiós a las armas para cambiar la violencia por la reconciliación”, tuiteó ayer el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, haciendo referencia al proceso de dejación de armas, que comenzó ayer. Santos también anunció que el gobierno aprobará una partida presupuestaria adicional para invertir más de 500 millones de dólares en el posconflicto. Se van a invertir en 16 planes de desarrollo en los 167 municipios más afectados por el conflicto y con menor presencia estatal.

Algunos jerarcas del gobierno han reconocido en los últimos meses que, tal como alertan organizaciones civiles y las propias FARC, en los lugares que la guerrilla abandonó para trasladarse a las zonas veredales ha aumentado la presencia de otra guerrilla, el Ejército de Liberación Nacional, de bandas criminales herederas del paramilitarismo y de otras organizaciones, principalmente debido a la ausencia del Estado en esas zonas.

Pese a las dificultades, el proceso previsto en el acuerdo de paz firmado entre el gobierno y las FARC continúa, ahora con la dejación de las armas por parte de la guerrilla. El gobierno y las FARC acordaron no postergar esta fase, pese a que el cronograma del acuerdo no se ha cumplido. El atraso que más complicó la situación es el del traslado de los guerrilleros a las zonas en las que se congregarían, las llamadas “zonas veredales”, que debía terminar el 31 de diciembre y recién finalizó el 18 de febrero. La Organización de las Naciones Unidas (ONU), que supervisa el proceso, felicitó a las partes por mantener la fecha de inicio del desarme, aunque reconoció que esta etapa se deberá adecuar a un nuevo cronograma.

Según el acuerdo, las FARC deberían entregar hoy 30% de sus armas, 30 días después otro 30% y dentro de 60 días el restante 40%; todo el proceso debía estar terminado para los primeros días de junio. Sin embargo, las partes todavía no cumplieron con los pasos previos a la entrega de armas: el registro y almacenamiento del armamento y la destrucción de aquel que sea inestable (especialmente los explosivos). Según las autoridades, ni bien se cumpla con esos pasos previos las FARC entregarán el primer 30% de sus armas. Una vez terminada esta fase del proceso, las FARC podrán convertirse formalmente en un movimiento político y dejarán de ser consideradas una guerrilla por el gobierno, informó el diario colombiano El Espectador.

Iván Márquez, integrante del Secretariado de las FARC, manifestó que el grupo armado espera que en paralelo a este proceso se avance con la aplicación de la Ley de Amnistía e Indulto, ya aprobada en el Congreso, para que se garantice “la seguridad jurídica para los guerrilleros”. El ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, anunció que esta semana se llevarán a cabo las primeras liberaciones de guerrilleros presos y se publicará un decreto para suspender las órdenes de captura contra los integrantes de las FARC.

Como parte de los pasos previos al desarme, empezó ayer un proceso que consiste en que los integrantes de la guerrilla entreguen sus armas a los miembros de las FARC encargados de almacenarlas. Estos últimos integran el Mecanismo de Monitoreo y Verificación del alto el fuego, formado por la guerrilla, el gobierno y la ONU. Las armas serán dejadas en contenedores que serán controlados por la ONU.

La entrega de las armas es uno de los cambios más importantes para los combatientes, que en estos últimos meses han vivido varias transformaciones en el camino de su reintegro a la vida civil. Varios de ellos han sido entrevistados por medios de comunicación colombianos e internacionales, y algunos cuentan que estuvieron toda su vida dentro de la guerrilla y ahora enfrentarán nuevos desafíos.

En las zonas veredales se están brindando varios cursos para la reinserción de casi 7.000 personas que, en sólo unos meses, serán ex guerrilleros. El Servicio Nacional de Aprendizaje de Colombia está enseñando oficios, desarrollo de proyectos productivos y economía solidaria, mientras la Universidad Nacional está trabajando en un perfil de los guerrilleros para determinar qué cursos les serían más útiles. Además, llegarán a las zonas veredales funcionarios que asesorarán a los ex combatientes para su ingreso al mercado laboral. El objetivo de estas instituciones es continuar con la formación una vez que ellos se reincorporen a la vida civil.