Uno de sus rivales en la interna, el ex presidente del País Vasco Patxi López, defendió su candidatura a las elecciones para la Secretaría General del PSOE en una conferencia: aseguró que “no se resignará” y que “habrá una papeleta” con su nombre en esos comicios. López fue el primero en sumarse a la contienda y se presentó como un candidato dispuesto a reunir a los descontentos del PSOE, especialmente a aquellos que rechazaban la destitución de Sánchez del cargo de secretario general y la imposición de una comisión gestora en la dirección del partido. De hecho, una de sus propuestas es reformar los estatutos del partido para que las bases deban ratificar o rectificar destituciones como esa.

Pero después Sánchez presentó su candidatura y dejó a López en una posición incómoda. Pero este insiste en que se presentará, intentando frenar los rumores de que hará una alianza con Sánchez o con Susana Díaz, la presidenta de Andalucía, que es considerada una candidata aunque no haya formalizado su postulación.

En un discurso que dio el domingo, López envió un mensaje encubierto a Díaz: “Con los problemas que tenemos en el partido no nos podemos permitir el lujo de tener un secretario o secretaria general a media jornada”. Agregó: “Nuestro partido necesita una dirección que trabaje 25 horas al día y que se dedique plenamente al PSOE”. López se refería a la situación de Díaz, que actualmente no sólo es presidenta de Andalucía sino también secretaria general del PSOE en esa comunidad, y que, según han dicho sus allegados a medios españoles, evalúa si será necesario que abandone sus cargos para competir por la Secretaría General.

Pero toda la atención de la campaña para las elecciones, que todavía no tienen fecha, está centrada en un renovado Sánchez, que ahora se alza como un referente de la izquierda y les reprocha a algunos dirigentes las intenciones de acercar al PSOE al centro político. Sus seguidores han criticado la propuesta económica que presentará la gestora del partido al Congreso Federal de junio. Esa propuesta será sometida a votación y, si es aprobada, se integrará al próximo programa de gobierno del PSOE. La principal crítica al documento es que omite la derogación de la reforma laboral del PP, que ha sido rechazada por los sindicatos españoles. Además, también se ha señalado que no hay propuestas para cambiar la política fiscal y la de jubilaciones impuestas por el PP. “Ni deroga la reforma laboral ni pensiones, dicen que se acabó la crisis [...] ¿Y se dicen de izquierdas?”, escribió en su cuenta de Twitter la diputada Zaida Cantera.

Sánchez se presenta como el único referente capaz de devolver al PSOE a la izquierda. “El camino de la gestora nos coloca en tierra de nadie, el nuestro, a la izquierda”, dijo el domingo en uno de los actos que está realizando para reunir apoyos y “reconectar” con las bases socialistas. En ese acto, Sánchez también dijo que el PP “está nervioso” con la posibilidad de que él gane las elecciones, porque llevará al PSOE a la oposición más dura.

La semana pasada, Sánchez presentó su proyecto para el partido, titulado “Por una nueva socialdemocracia”. El documento tiene tres grandes partes: una de diagnóstico, otra de retos políticos, sociales y económicos, y una tercera que propone un modelo de partido con sus bases en el centro de las decisiones políticas. El texto plantea que el enemigo no es sólo el PP, sino también el neoliberalismo, y se propone modificar la formación de salarios en España, empezando con la suba del salario mínimo y la derogación de la reforma laboral del PP. En la presentación del documento, la semana pasada, Sánchez dijo que la socialdemocracia europea “viene cometiendo un error en las últimas décadas: no presentar una enmienda a la totalidad del sistema imperante, que es el neoliberal”.

Por otra parte, el documento defiende la reforma constitucional que ya ha manejado el PSOE, que promueve un modelo federal de país, pero subraya la necesidad de que se reconozca a España como un país “plurinacional”. Además, Sánchez impulsa cambios a las formas de hacer política de su partido; por ejemplo, quiere modificar los estatutos para que las comisiones gestoras no puedan mantenerse en la dirección durante más de 90 días y para que las bases elijan no sólo al secretario general sino también a las cabezas de listas, además de someter a votación los acuerdos de gobierno.

El texto considera necesario además que el PSOE busque “la unidad de acción” con los sindicatos y otros partidos de izquierda para “progresar en la justicia social”.