El recital se organizó en La Colmena, un predio de 600 metros de largo y 300 de ancho, más de seis veces el tamaño del estadio Centenario. Llegó gente de todo el país, en cientos de micros, al que se creía que podía ser el último espectáculo del Indio Solari, un rumor que se repite en cada uno de sus recitales desde que el músico reveló que sufre el mal de Parkinson.

El lugar tenía capacidad para 200.000 personas, pero, según los medios de comunicación argentinos, había más de 300.000. La fiscal de Olavarría que está investigando lo sucedido, Susana Alonso, elevó la cifra aun más: según los peritos que trabajan para ella, dentro del predio había 550.000 personas. Miles llegaron a Olavarría, una ciudad de 90.000 habitantes, sin entrada para el recital, pero a la tercera o cuarta canción se abrieron las puertas para que ingresaran todos, según contaron algunos de los asistentes. Los testimonios también dicen que no había ningún tipo de revisión al ingresar.

A los 30 minutos de que se iniciara el espectáculo hubo una gran avalancha. Al terminar la canción, el Indio Solari detuvo el recital y solicitó que se prendieran todas las luces. Pidió a la gente que se corriera algunos metros para atrás porque quienes se encontraban adelante estaban demasiado apretados y había personas en el piso. Llamó al personal de seguridad para que ayudara, al de la organización y al municipal, sin respuesta. “Traten de no hacer avalanchas, no sean pelotudos”, pidió a la gente. La pausa duró 20 minutos, el recital fue interrumpido al menos en dos oportunidades más y terminó antes de lo previsto.

Mario Vasermanas, uno de los médicos que examinó los cuerpos de los dos hombres que murieron, dijo que uno de ellos podría haber muerto en una de las avalanchas o en el pogo. Según dijo al canal de televisión Todo Noticias, murió de un paro cardiorrespiratorio, pero tenía moretones en todo el cuerpo, así como tierra, lo que puede deberse a que se haya caído al piso y haya sido pisoteado por otras personas. El otro fallecido murió por un tromboembolismo cardiopulmonar.

Además de los dos fallecidos, el recital terminó con 13 personas internadas en el hospital de Olavarría, la mayoría por un excesivo consumo de alcohol o drogas y por golpes menores, informó Germán Maroni, el secretario de Salud de Olavarría. Al cierre de esta edición seguían internadas seis personas, dos de ellas en terapia intensiva. Algunos de los asistentes al recital contaron sus experiencias en las redes sociales. Entre otras cosas, sus testimonios decían que decenas de personas estaban heridas, con cortes o golpes, y algunos aseguraban que, por cómo se desarrolló la situación, la cifra de muertes podría haber sido mayor.

La salida, al terminar el recital, fue un caos. Algunas personas tardaron hasta tres horas en lograr abandonar el lugar, porque las puertas eran pocas, y otras directamente rompieron parte del vallado. Los ómnibus contratados para ir y volver del lugar no estaban en las zonas reservadas para que esperaran la salida de la gente, y varios de ellos se fueron antes de tiempo. El caos se trasladó a la ciudad, sobre todo a la terminal de ómnibus de Olavarría. Los horarios de salida de los ómnibus se retrasaron hasta cuatro horas y algunos evitaron ingresar a la ciudad. Miles de personas quedaron atrapadas durante varias horas en Olavarría sin poder regresar a sus casas y sin poder comunicarse -porque perdieron sus celulares, se los robaron o se quedaron sin batería, o bien porque las líneas estuvieron saturadas durante horas-. Los comercios fueron cerrados o sobrepasados por la cantidad de gente. En medio de esa situación, hubo algunos saqueos y enfrentamientos con los pocos policías presentes.

A su vez, vecinos de Olavarría salieron a las calles a ayudar, repartiendo agua y algo de comida, prestando celulares y hasta recibiendo a la gente en sus casas para permitirle descansar unas horas. En paralelo, familiares y amigos intentaban encontrar a personas que no habían podido ubicar; se armaron grupos de Facebook, se publicaron listas en redes sociales de las personas que eran localizadas y los canales de televisión y las radios abrieron sus líneas para esa búsqueda. Por su parte, la municipalidad entregó agua y sándwiches, y puso ómnibus y camiones a disposición para sacar a la gente de Olavarría. A esto se sumó la situación de la ruta que comunica esa ciudad con Buenos Aires, que tiene un único carril, con personas conduciendo alcoholizadas y autos yendo por la banquina y avanzando a contramano.

Responsabilidades difusas

En Argentina los municipios son los que habilitan la celebración de un espectáculo, pero la responsabilidad por la seguridad es de quien lo organiza. “La situación se fue de las manos, fue impresionante lo que pasó”, dijo en conferencia el titular del Municipio de Olavarría, Ezequiel Galli, antes de deslindarse de lo sucedido. “Una vez que entraron al predio, la responsabilidad es de la gente de la producción”, dijo. Aun así, agregó que se siente “responsable”.

El diario Clarín reveló detalles sobre el contrato firmado entre la productora y la municipalidad dirigida por Galli, que pertenece a la coalición Cambiemos, al igual que el presidente Mauricio Macri. Como el predio de La Colmena es objeto de un concurso de acreedores, la municipalidad pidió ante la jueza que lleva adelante el proceso la habilitación para realizar el recital, presentándose como fiadora.

La investigación quedó en manos de Alonso, la fiscal de Olavarría, que anunció que tomaría declaración al Indio Solari y a los responsables de la productora Chacal Producciones, empresa manejada por los hermanos Matías y Marcos Peuscovich, por las múltiples falencias en la organización del espectáculo.

Sin conocerse detalles sobre las responsabilidades de lo sucedido, el presidente se pronunció en una entrevista que sería emitida anoche por el canal América. “Esto es lo que pasa cuando se pasa por arriba de ciertas normas”, dijo Macri al programa La cornisa. Agregó que este tipo de sucesos tienen que ver con que no se hagan respetar normas como las que limitan la capacidad máxima de un lugar, aunque sea antipático aplicarlas.

En la tarde de ayer fue publicado un mensaje en la página de Facebook Virumancia, que supuestamente es gestionada por el entorno del Indio Solari. “Los medios están vendiendo pescado podrido”, dice el texto, antes de pedir: “Por favor no crean todo lo que se dice”.