Más de 40 personas murieron en los ataques contra dos iglesias coptas en el norte de Egipto ayer, en uno de los días con mayor concurrencia debido a la misa del Domingo de Ramos, que marca el inicio de la Semana Santa para los cristianos.
La primera explosión ocurrió en la iglesia copta de San Jorge, en Tanta, y causó la muerte de 28 personas; la segunda, en San Marcos, Alejandría, mató a 16 personas. Los dos ataques dejaron a más de 100 heridos, algunos de ellos graves. Además, dos artefactos explosivos fueron encontrados en una mezquita en Tanta utilizada por la comunidad musulmana sufí.
En la iglesia de San Marcos se encontraba, durante el atentado, el patriarca de la iglesia ortodoxa copta, Tawadros II, que no sufrió heridas porque no estaba en el lugar de la misa sino en otra parte del edificio. A él y a las familias de las víctimas dirigió su solidaridad, desde el Vaticano, el papa Francisco, que tiene previsto visitar a la comunidad copta de Egipto a fin de mes. También rechazaron el ataque la Liga Árabe y Al Azhar, una de las instituciones musulmanas más importantes de Egipto.
Después de los ataques, el presidente Abdelfatah al Sisi convocó de urgencia a una reunión del Consejo de Defensa Nacional, tras la cual ordenó al Ejército desplegarse para ayudar a la Policía a proteger “infraestructuras vitales”, informó la agencia de noticias Reuters. Pocas horas después, el Ejército publicó imágenes en las redes sociales en las que se muestran vehículos militares en las calles de El Cairo, informó otra agencia, Efe. Además, Al Sisi declaró el estado de emergencia en el país por los próximos tres meses.
Los cristianos egipcios y los sufíes son objetivos declarados del grupo terrorista Estado Islámico (EI), que reivindicó ambos atentados. En particular, los coptos, que representan 10% de la población egipcia, han sufrido varios ataques en los últimos meses. A comienzos de diciembre una explosión en una iglesia causó la muerte de 28 personas, y en febrero milicias vinculadas con EI atacaron a una comunidad copta en el norte del Sinaí, asesinaron a siete cristianos y causaron la huida de decenas de familias. En febrero, EI había publicado un nuevo video en el que prometía la muerte de los “infieles”, en una referencia a los cristianos coptos.