“Yo comparto la indignación de la gente. No hago una crítica a la indignación que siente la población, es más que razonable y es legítima”, dijo ayer el presidente de Brasil, Michel Temer, al canal TV Bandeirantes, sobre el malestar que causó en la sociedad brasileña el alcance de la corrupción en el país, que ha tocado a todos los partidos, al gobierno y, en particular, al presidente. El malestar crece desde la semana pasada, cuando Edson Fachin, el responsable en el Supremo Tribunal Federal de aprobar las investigaciones de funcionarios que tienen fueros, resolvió autorizar 76 investigaciones sobre 98 políticos que presuntamente recibieron coimas de la empresa constructora Odebrecht. La lista incluye al círculo más cercano a Temer -figuran nueve de sus ministros y el presidente de su partido, entre otros- y si el mandatario no está, según han aclarado desde la Justicia, es porque sólo puede ser juzgado por delitos que haya cometido estando en el cargo hasta que termine su mandato, en 2019.

En la entrevista, que fue transmitida ayer por TV Bandeirantes, Temer dijo que, aunque entiende la indignación, “el país no puede parar”, argumento que ya había utilizado para defender su decisión de no desvincular de sus cargos a los nueve ministros investigados, entre ellos el de Presidencia, Eliseu Padilha, y su secretario general, Moreira Franco. Temer también destacó que está gobernando “anclado en y apoyado por” este Congreso, que tiene cientos de sus integrantes investigados por distintos casos de corrupción y en el cual 42 de los 513 diputados y 29 de los 81 senadores figuran entre los que serán investigados a partir de ahora.

Además de autorizar las investigaciones, Fachin dispuso que parte de estas se hagan públicas, porque considera que la población tiene derecho a conocerlas. En esos documentos se encuentran datos sobre el presunto involucramiento de Temer en el caso. Allí se puede ver que el procurador general de Brasil, Rodrigo Janot, considera que Temer “capitaneaba” a un grupo de diputados del Partido del Movimiento Democrático Brasileño -que presidió hasta que asumió la presidencia- que se repartía las coimas de Odebrecht mediante dos colaboradores: Padilha y Franco.

El ex presidente de la empresa, Marcelo Odebrecht, dijo ante la Justicia que Temer le pidió sobornos, y lo mismo dijeron otros ex directivos. Después de que se publicara esta información, Temer difundió un video en el que asegura que todas las denuncias son “una mentira absoluta”.

Por su parte, el opositor Partido Socialismo y Libertad presentó un recurso para pedirle a Fachin que evalúe la posibilidad de investigar a Temer aunque esté ocupando la presidencia.

La documentación liberada permite ver cómo el dinero de Odebrecht operó en la política de formas muy diversas y favoreciendo o perjudicando a dirigentes de ideologías muy distintas. Entre otras cosas, uno de los testimonios cuenta que la empresa le pagó al entonces candidato presidencial Pastor Everaldo para que colaborara con otro de los postulantes, Aécio Neves, durante un debate previo a las elecciones de 2014. También se supo que Odebrecht pagó cerca de 3.300 millones de dólares en sobornos entre 2003 y 2014 mediante un departamento creado específicamente para pagar a quienes podían favorecer a la empresa en licitaciones de obras públicas.