La organización humanitaria Médicos sin Fronteras (MSF) denunció ayer que República Centroafricana vive un nuevo rebrote de violencia entre grupos armados. “Nuestros equipos han sido testigos de ejecuciones sumarias y se han encontrado con cadáveres mutilados abandonados en las calles con el objetivo de aterrorizar a la población. Buena parte de los civiles, atemorizados, se han refugiado en los bosques, donde sobreviven con lo que pueden”, dijo el coordinador general adjunto de la organización, René Colgo, que ha trabajado en ese país.
Según informó MSF en su página web, los enfrentamientos de las últimas semanas dejaron miles de desplazados que necesitan ayuda humanitaria y no están recibiendo la suficiente, mientras que los combates empiezan a afectar zonas que en los últimos dos años de conflicto eran consideradas estables. “Lo que ya constituía una de las peores crisis humanitarias del mundo” se está agravando y llega a extremos de violencia que no se veían desde 2014, dijo el representante de la organización en ese país, Emmanuel Lampaert.
En 2013, Séléka, una organización política formada por ex rebeldes, derrocó al presidente François Bozizé, y comenzaron los enfrentamientos entre bandos políticos y también religiosos, entre musulmanes y cristianos. El año pasado hubo un período de cierta paz debido a las elecciones, en las que llegó a la presidencia Faustin Archange Tuadéra, del partido Convergencia Nacional, pero siguen operando en algunos territorios del país grupos rebeldes que combaten por el control de territorios y recursos naturales, informó Efe. Los enfrentamientos se renovaron en noviembre, y desde entonces MSF atendió a 168 personas heridas, en su mayoría niños.