Siguen en Venezuela las manifestaciones convocadas por la oposición a partir de que el Tribunal Supremo de Justicia intentó, hace dos semanas, asumir las funciones del Parlamento, una medida que después fue suprimida. En la noche del martes, dos personas murieron por disparos y 12 resultaron heridas de bala en el estado de Lara, lo que eleva a cuatro el número de fallecidos en protestas desde el fallo del tribunal, confirmó ayer la Fiscalía venezolana. El gobernador de Lara, el opositor Henri Falcón, aseguró que las dos personas -un adolescente de 14 años y un hombre de 36- murieron después de que “grupos armados” se infiltraron en la protesta y empezaron a disparar de manera indiscriminada.

Otro joven, de 20 años, murió a causa de un disparo en el cuello que recibió de un policía durante una manifestación antigubernamental en la ciudad de Valencia, en el estado de Carabobo. También un manifestante de 19 años murió por un tiro policial el jueves de la semana pasada, en esa ocasión durante una protesta en el estado de Miranda. Las manifestaciones de las últimas dos semanas contra el gobierno dejaron más de 200 heridos, según la oposición, y cerca de 150 detenidos que continúan encarcelados, de acuerdo con la organización civil Foro Penal.

Por otro lado, siete oficinas de la Defensoría del Pueblo de Venezuela fueron atacadas “por grupos violentos”, según denunció el martes el titular de la institución, Tarek William Saab. La coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática presiona desde hace días a Saab para que respalde un proceso en el Parlamento con el fin de remover a siete magistrados del Tribunal Supremo, a quienes responsabiliza de intentar asumir las funciones legislativas. También se registraron destrozos en el Instituto Nacional de Nutrición venezolano, según denunciaron sus autoridades y, en el estado de Miranda, un centro comercial fue saqueado durante una manifestación.

El propio presidente venezolano, Nicolás Maduro, sufrió ataques directos el martes de noche, cuando durante un desfile militar en la comunidad de San Félix, en el estado de Bolívar, le lanzaron huevos y otros objetos, y tuvo que ser sacado rápidamente del lugar.