Varios gobiernos, entre ellos los de Brasil, Argentina, México, Paraguay y Colombia, criticaron la decisión de la Contraloría de Venezuela de inhabilitar para el ejercicio de funciones públicas a Henrique Capriles. El dirigente opositor es el gobernador del estado de Miranda, compitió dos veces por la presidencia venezolana y semanas atrás fue propuesto por su partido, Primero Justicia, como su precandidato en las primarias de la coalición Mesa de la Unidad Democrática para las elecciones de 2018.

El propio Capriles informó que fue inhabilitado por 15 años y mostró a los medios la resolución que declara su “responsabilidad administrativa” por haber firmado convenios con las embajadas de Polonia y Reino Unido para proyectos en Miranda y haberlos declarado como donaciones; por haber hecho dos contrataciones sin pasar por el procedimiento de licitaciones establecido; y por no presentar el presupuesto de 2013.

“Seguiré siendo su gobernador hasta que el pueblo de Miranda elija un nuevo gobernador”, afirmó Capriles, y pidió a los venezolanos que tomen su inhabilitacion como “una razón más” para salir a las calles a protestar contra el gobierno de Nicolás Maduro.

La canciller, Delcy Rodríguez, respondió a los países que cuestionaron esta decisión y dijo que hay varios “gobiernos de derecha” que promueven una intervención extranjera en Venezuela mandatados por Estados Unidos. “Les decimos ‘saquen sus narices de Venezuela’ [...] no tienen nada que pronunciarse sobre nuestro país”, agregó. Por su parte, el presidente venezolano se dirigió a la oposición. Ayer emitió su programa Los domingos con Maduro desde el monumento de la Divina Pastora, en el estado de Lara, y con una cruz en las manos dijo: “Hoy con esta cruz bendita de palmas les pido que cesen la violencia, que hagan política para la paz. Retomen el proceso del diálogo nacional [...], única vía para dirimir las diferencias”.