A siete años de la aprobación de la reforma sanitaria de Barack Obama, conocida como Obamacare, los republicanos dieron ayer el primer paso para eliminarla, tal como prometieron hacerlo en 2010. La bancada oficialista en la Cámara de Diputados logró, después de varios traspiés, la aprobación del plan de Donald Trump para la atención sanitaria, con el cual se derogan algunas de las normas más polémicas del Obamacare.

La medida contó con el apoyo de 217 de los 238 diputados republicanos y el rechazo de 213, entre los que estaban incluidos todos los demócratas y los legisladores oficialistas más moderados.

El texto aprobado ayer fue el resultado de múltiples negociaciones con los sectores del Partido Republicano que rechazaban la iniciativa, y que hace seis semanas obligaron al gobierno a dar marcha atrás y retirar el proyecto de la agenda de votaciones. Sin embargo, esta nueva formulación seguramente no sea la definitiva, ya que también en el Senado hay sectores republicanos que rechazan la redacción actual del proyecto. El Senado ya advirtió que no la tratará hasta que se elabore una serie de estudios sobre el impacto que tendrá, por lo que está previsto que la votación en esa cámara recién tenga lugar en setiembre. Podría suceder que el Senado haga modificaciones a la norma y que esta deba pasar nuevamente por Diputados, demorando todavía más el proceso.

La iniciativa otorga a los estados más autonomía con respecto a la política de seguros de salud que acuerden con las empresas que los venden. Además, elimina la multa que se cobraría a quienes no contaran con un seguro médico, aunque también incluye incentivos para que la gente los mantenga.