El líder de La República en Marcha, el centrista Emmanuel Macron, se convirtió ayer en el nuevo presidente de Francia. Se prevé que en las próximas horas el mandatario nombre a su primer ministro y al resto de un equipo que, según los expertos, podría estar integrado no sólo por dirigentes de centro.

“La división y las fracturas en nuestra sociedad deben superarse. Sé que esperan mucho de mí. Nada me detendrá en la defensa de los más altos intereses de Francia y en el trabajo para reconciliar a los franceses”, dijo Macron ayer, en su primer discurso en el Elíseo. Unos minutos antes, el presidente saliente, François Hollande, le había pasado el mando, convencido de que el país está “en mejor estado” ahora que cuando asumió la presidencia, hace cinco años.

El primer mensaje de Macron fue conciliador y puso un especial énfasis en la relación de su país con Europa. “El mundo y Europa necesitan más que nunca a Francia, una Francia fuerte que lleve alta la voz de la libertad y de la solidaridad, una Francia que sepa inventar el futuro”, afirmó. Aludiendo al lema de la Revolución Francesa, dijo que el mundo espera de su país “la audacia de la libertad, la exigencia de la igualdad y la voluntad de la fraternidad”, pero se enfrenta al hecho de que, desde hace décadas, “Francia duda de sí misma”. Por esa razón, agregó, sus dos prioridades serán devolver a los franceses la confianza en ellos mismos y convencerlos de que el país tiene “en sus manos todas las cartas que harán y que hacen grandes a las potencias del siglo XXI”.

Acerca de Europa, Macron aseguró que “será refundada y relanzada” porque “protege y permite proyectar en el mundo” los valores de Francia, que “sólo es fuerte si es próspera”. A la vez, prometió que trabajará para alcanzar “una Europa más eficaz, más democrática y más política”, porque “es un instrumento de la potencia y la soberanía” de su país.

Más adelante, el presidente insistió en que no va a “ceder en nada” de lo que está redactado en el programa que lo llevó al gobierno. Eso quiere decir que, durante su mandato, “flexibilizará el trabajo”, alentará la iniciativa privada, privilegiará “la creación y la innovación”, y “fortalecerá la solidaridad nacional” hacia quienes “se sienten olvidados” por los efectos de la globalización.

Finalmente, Macron afirmó que, en el marco de su plan de lucha contra el terrorismo, “se amplificará todo lo que hace de Francia un país seguro, donde se puede vivir sin miedo”, y prometió más recursos para las fuerzas de seguridad y los servicios secretos.

En el futuro más inmediato, el presidente tiene que resolver su plan de cara a las elecciones legislativas de junio. El jueves, cuando La República en Marcha presentó sus candidaturas a esas elecciones, el partido vivió su primera crisis al enfrentar las quejas de su aliado centrista François Bayrou, del Movimiento Demócrata (MoDem).

Bayrou manifestó su disconformidad con la lista provisional de 428 candidatos presentada por La República en Marcha, ya que, a su entender, incumplía los términos del compromiso que había suscrito con el partido de Macron en febrero. La lista sólo incluía a 35 miembros del MoDem, y Bayrou esperaba tener una participación en torno a una cuarta parte del total, por la ayuda que su partido le brindó al nuevo presidente en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, cuando renunció a su candidatura y llamó a votarlo. El partido de Macron respondió que en ningún momento se comprometió a otorgar un número específico de candidatos a Bayrou, y que en el acuerdo alcanzado este no pidió escaños, sino compromisos políticos. Por fin, el sábado de noche, y luego de varias horas de negociaciones, Bayrou dijo que había logrado con Macron un compromiso “sólido y equilibrado”. Hasta anoche no se conocían los detalles.

Antes de la estrategia para las legislativas, incluso, Macron tiene la tarea de armar un gabinete que refleje su voluntad de “renovar” la clase política francesa y que demuestre que su gobierno no será la continuación de las políticas de Hollande. El mandatario empezó la ronda de nombramientos ayer al designar secretario general de la presidencia a Alexis Kohler, que fue su jefe de gabinete cuando él era ministro de Economía.

También nombró director de gabinete en el Elíseo a Patrice Strzoda, que en el pasado dirigió el gabinete del primer ministro saliente, el socialista Bernard Cazeneuve. En tanto, el hasta ayer embajador francés en Berlín, Philippe Étienne, será el nuevo asesor diplomático presidencial. Por último, fue nombrado consejero especial del presidente Ismaël Emelien, de 30 años, que estaba encargado de diseñar la estrategia de la campaña electoral de Macron.

Se prevé que uno de los próximos nombramientos sea el del primer ministro. El nombre que suena con más fuerza para el puesto es el del actual alcalde de Le Havre, Édouard Philippe, integrante del partido de derecha fundado por Nicolas Sarkozy, Los Republicanos.