Él lo repitió con insistencia durante la campaña electoral: la clase política francesa tenía que renovarse. ¿Cómo? Con el liderazgo de progresistas que puedan posicionarse más allá de los ejes ideológicos tradicionales. Lo definió como una especie de “centrismo progresista” y lo presentó como una tercera opción que tomaba “lo mejor de los dos mundos” -el de la derecha y el de la izquierda, claramente-. Para el nuevo presidente de Francia, esa división es precisamente la que provocó la crisis que viven los partidos tradicionales y generó frustración en los ciudadanos. Su partido, La República en Marcha, nació de esa intención de renovar a la clase política y, ahora que llegó al gobierno, tiene que convertir en hechos todas sus promesas.

El primer paso era la elección del gabinete, que fue anunciado ayer. Inicialmente, el anuncio iba a hacerse el martes, pero el mandatario lo suspendió para verificar que ninguno de sus funcionarios tuviera un pasado turbio. La integración de su equipo de gobierno da pistas sobre qué rumbo quiere darle Macron a su país en los próximos cinco años.

El nuevo gabinete está formado por 23 personas: 11 son mujeres y 12 son hombres. Aunque a simple vista es un equipo paritario, como había prometido el presidente, los cuatro cargos con más poder están ocupados por hombres. Se trata del primer ministro y de tres ministros que, además de encabezar tres carteras diferentes (Interior, Ecología, Justicia), son ministros de Estado, un cargo de mayor rango. Los cuatro tienen orígenes políticos distintos.

Macron nombró el lunes para el cargo de primer ministro a Édouard Philippe, que perteneció al ala más moderada del partido de derecha Los Republicanos. Su designación en un puesto tan importante marcó una primera pauta de lo que será el gobierno, probablemente más a la derecha de lo prometido. Además, aplacó las críticas de quienes consideraban a Macron el continuador de las políticas del gobierno socialista de su antecesor, François Hollande.

Ayer, el mandatario confirmó los demás nombres. El ministro del Interior será Gérard Collomb, un socialista que hasta ayer era el alcalde de Lyon. Con casi 70 años, Collomb -uno de los primeros socialistas en apoyar el proyecto de Macron públicamente- es el ministro más viejo del gabinete. Tendrá que liderar la estrategia de seguridad de un país en estado de emergencia desde 2015, después de la oleada de atentados yihadistas que provocó casi 240 muertes. El ministro dijo ayer, en la ceremonia de toma de posesión del cargo, que una de sus prioridades será impedir que haya jóvenes nacidos en Francia que caigan en el extremismo religioso. Prometió que “luchará enérgicamente” para frenar la inseguridad en Francia, para que ningún punto del territorio quede fuera de la acción, y para que cualquier acto que atente contra la seguridad “pueda ser inmediatamente sancionado”.

Los otros ministros de Estado son los titulares de Transición Ecológica, Nicolas Hulot (reconocido activista ecologista en Francia) y de Justicia, François Bayrou, líder del centrista Movimiento Democrático (MoDem). Este último podrá impulsar desde su lugar una Ley de Regeneración de la vida política, que había exigido a cambio de dar su apoyo a Macron en la campaña.

En tanto, Jean-Yves Le Drian -un peso pesado del Partido Socialista (PS) y amigo cercano de Hollande- quedó a cargo de la cancillería, que fue rebautizada con el nombre de Ministerio de Europa y Relaciones Exteriores. “Asumo estas funciones con seriedad y determinación. Comparto totalmente la convicción europea”, dijo Le Drian ayer desde la sede del ministerio, dejando claro el sello europeísta que le imprimirá a su gestión.

El encargado de llevar adelante la estrategia económica será el derechista Bruno Le Maire, que al igual que Philippe integraba el ala moderada de Los Republicanos. Todavía no se conocen los lineamientos de Le Maire, un proeuropeo convencido con más de una década de experiencia en cargos públicos, aunque se sabe que es un admirador de las reformas económicas de Alemania. Sus desafíos más urgentes serán superar el estancamiento de la desocupación en 10% y, en el plano europeo, lograr la mayor integración económica y financiera de los países de la zona euro.

Además de la cancillería, Macron renombró el Ministerio de Defensa, que pasó a llamarse Ministerio de los Ejércitos (y será encabezado por una mujer, la eurodiputada de MoDem Sylvie Goulard), y el de Finanzas, que de ahora en más es de Acción y Cuentas Públicas.

En respuesta

El anuncio del equipo de gobierno de Macron despertó reacciones en el resto de los partidos franceses. La primera medida la tomó Los Republicanos, que minutos después de conocer la lista de ministros expulsó de sus filas a Philippe, a Le Maire y a Gérald Darmanin, el nuevo ministro de Acción y Cuentas Públicas. El secretario general del partido, Bernard Accoyer, dijo que la decisión se tomó porque los tres dirigentes optaron por hacer campaña para el partido de Macron, en detrimento del propio, para las legislativas.

Por su parte, Jean-Christophe Cambadélis, el primer secretario del PS, dijo en un comunicado que el gobierno, a pesar de ser “nuevo”, no encarna la “renovación” con la que se embanderó Macron. Agregó que con la llegada al poder de Le Maire y Darmanin, el primer ministro “será capaz de llevar a cabo una política económica de derecha y al mismo tiempo... de derecha”. El dirigente socialista también criticó la formación de un gobierno formado por ex estudiantes de economía de la elite francesa -al igual que el propio presidente- y “viejos de la política”, a la vez que lamentó la ausencia de un Ministerio de Vivienda o de la prometida cartera dedicada a trabajar a favor de los derechos de las mujeres.

Para el Frente Nacional la composición del gabinete, en el que son “reintegradas muchas viejas glorias de la vida política que provienen de las viejas izquierda y derecha”, confirma que “el sistema UMPS” -como llaman a la unión entre los conservadores y los socialistas- “está al mando” del país. Además, el partido de extrema derecha criticó el nombramiento de políticos “que ya han demostrado sobradamente su incompetencia absoluta”, en referencia a Bayrou, Le Maire y Le Drian.

En tanto, el izquierdista Jean- Luc Mélenchon dijo que el de Macron es “un gobierno de derecha, y punto”. A la vez, se mostró preocupado por la designación de Philippe, “un primer ministro nuclear”, y por la de Hulot en la cartera de Transición Ecológica, una opción que calificó de “desgarradora”. Explicó: “Tenemos dudas sobre lo que sucederá con el imperativo ecológico, cuando se tiene como primer ministro a un hombre que fue fundamental en el lobby nuclear. Con él, el resto se convierte en casi una decoración”.