Comunidades indígenas mexicanas eligieron este fin de semana a María de Jesús Patricio, una experta en medicina tradicional, como candidata a las elecciones presidenciales que tendrán lugar en 2018. La campaña de Marichuy, como es conocida en su tierra, establecerá como prioridad lo que para ella es “urgente”: que los pueblos originarios “sigan existiendo”. La candidata cuenta con el apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que en estas elecciones medirá cuánto respaldo tiene hoy en el país.

Después de 25 horas de discusión, el Congreso Nacional Indígena (CNI) eligió el domingo a Marichuy, de 57 años, como la vocera y candidata del Consejo Indígena de Gobierno para la presidencia de México. La aspirante es una doctora tradicional del pueblo náhuatl, originaria de Tuxpan, estado de Jalisco.

En la actualidad, dirige la Casa de Salud Calli Tecolhuacateca Tochan, un espacio dedicado a la medicina indígena tradicional de la comunidad náhuatl de Tuxpan. El objetivo del proyecto es atender a los enfermos con un esquema de salud comunitaria integral y que sirva como un espacio para la capacitación de promotores de salud indígena de la región. Hace un año, el cabildo del Ayuntamiento de su ciudad natal premió a Patricio por su trabajo para “preservar la medicina tradicional y la herbolaria”, así como por su vinculación con las comunidades indígenas del país. Además, la Universidad de Guadalajara le dio el galardón Mérito Tuxpanense, para así “fomentar a los médicos indígenas para que continúen ejerciendo su conocimiento, para fortalecer la lengua y medicina tradicionales como instrumento en la defensa de la autonomía indígena”.

En una conferencia de prensa que brindó luego de la asamblea en la que fue elegida candidata, y que tuvo lugar el fin de semana en Chiapas, Patricio dijo que representará a los pueblos originarios de México “no tanto en la cuestión de llevar votos” a su favor ni de querer sentarse en la “silla maliciada”, sino que su “participación” es “por la vida”. También aseguró que asume el compromiso con la misión de organizar a los mexicanos y, a la vez, para que los pueblos originarios puedan “seguir existiendo”. Su objetivo principal, explicó, es “invitar a la sociedad civil organizada” a unir esfuerzos que permitan, dijo, destruir “este sistema” que los “está matando”. Agregó que los pueblos originarios están “peleando por la vida y defensa del territorio, por el agua y árboles” que están destruyendo y que ellos quieren “guardar y recuperar”.

Antes del discurso de la candidata, algunos representantes indígenas manifestaron, como ella, que lo que comienza “no es una campaña electoral”, sino “una campaña por la vida”, en palabras de Mario Luna, del pueblo yaqui. Por su parte, Fortino Domínguez, de la comunidad zoque, dijo que lo que distingue al Congreso Nacional Indígena de los partidos políticos es que estos últimos “parten de una concepción individualista”. El grupo fue fundado en 1996 y hoy está integrado por 58 comunidades mexicanas. “Vamos a aprovechar esto para organizarnos para desmontar el poder. Es un camino colectivo”, agregó Domínguez.

También aclararon que, para ellos, “da lo mismo si son izquierda o de derecha, porque el proyecto desde hace 500 años es el mismo”. Luna dijo que el suyo es un proyecto que no pretende “ganar votos”, sino fundamentalmente “articular las luchas, hacer intercambio de experiencias y reconstruir el tejido social”. Otra representante indígena, Rocío Moreno, intervino para insistir en que la importancia de que la candidata sea una mujer radica en “denunciar el sistema capitalista y patriarcal” que los “está matando”.

Sobre este último punto insistió Carlos González, uno de los portavoces del CNI, para quien la situación de los indígenas en México “llegó al límite”.

La candidata indígena cuenta con el apoyo del EZLN, cuyo mítico líder, el subcomandante Galeano –antes conocido como subcomandante Marcos– estuvo presente en la asamblea, aunque sin dar declaraciones. Sí habló el presidente de la Comandancia General del EZLN, el subcomandante Moisés, quien dijo que la propuesta de la comunidad indígena podría ser “un ejemplo para el mundo”. El grupo había anunciado en octubre que, junto con el CNI, apoyaría a una mujer para que participara en las presidenciales de 2018.

La tarea a partir de ahora no será sencilla para el movimiento indígena, que para poder participar con una candidata independiente en las elecciones deberá juntar cerca de un millón de firmas. Será también un desafío para el propio EZLN, que podrá medir cuánto apoyo tiene más allá de Chiapas.