A fines de mayo la Organización Mundial de la Salud (OMS) elegirá a su nuevo director general, que sustituirá a la china Margaret Chan. Uno de los candidatos, presentado por Reino Unido, es el doctor David Nabarro, quien ocupó distintos cargos en la OMS y asesoró en varias ocasiones a la Organización de las Naciones Unidas. En entrevista con la diaria, Nabarro se refirió a algunos de los retos que enfrenta la OMS, planteó algunas de sus propuestas y reivindicó el papel del organismo como única autoridad internacional legítima en materia de salud.

–¿Qué cambios propone para la OMS?

-Quiero hacer la OMS más fuerte para que sea más efectiva a la hora de manejar los brotes de enfermedades infecciosas, y que ayude a todos los países a lidiar con la epidemia de las enfermedades no transmisibles. También me quiero asegurar de que la OMS pueda ayudar apropiadamente a los países para que cuenten con servicios de salud que permitan que todos, pobres y ricos, puedan obtener la atención médica que necesitan. Estos son cambios diseñados para ayudar a los países y a la gente: voy a buscar que la OMS esté absolutamente enfocada en la gente y en los países.

–¿Cómo pueden reducirse las desigualdades en el acceso a la salud en los distintos países del mundo?

-Las desigualdades están en todos lados, dentro y entre los países. Es ahí que la OMS tiene un papel realmente importante: ayudar a identificar las normas de atención a las que todo el mundo debe tener la posibilidad de acceder. Esa es la clave: tenemos que asegurarnos de que todos -sin importar el color, el género, la sexualidad o la nacionalidad- tengan el mismo acceso a la salud.

–¿Cómo sugiere hacerlo? ¿Qué tipo de políticas impulsaría en esta línea?

-Estamos encontrando que hay cada vez más gobiernos que comprenden la importancia de la equidad en el acceso a la salud. Si la gente más pobre no tiene acceso a buena atención médica pasan dos cosas: la primera es que están absolutamente privadas en términos de su propia vida y sufren, y la segunda es que tienen problemas en su capacidad para aprender o trabajar y, a la larga, enfrentan otras dificultades. Hay que proteger a la gente del costo de la enfermedad. Esto no tiene que ver con si uno es de izquierda o de derecha, es algo que se tiene que incorporar en todos los gobiernos, está en los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Creo que la tarea de la OMS es ayudar a todos los gobiernos a comprender que esto es parte de las responsabilidades que tienen ante la gente. Por favor, no lo presentemos como una elección política: es una obligación.

–Acerca de las patentes de las industrias farmacéuticas, hay quienes critican que los derechos de las industrias a recuperar sus inversiones se están poniendo por encima del derecho de la gente a la salud. ¿Cuál es su posición sobre este tema?

-Las empresas invierten su dinero en investigación y desarrollo y cobran precios elevados por sus productos. Tenemos que buscar maneras totalmente diferentes de permitirles a las empresas farmacéuticas que recuperen los costos de la investigación sin poner un precio muy alto a los medicamentos para la gente que está enferma. Esa es la forma equivocada de hacerlo. Por un lado, tenemos que encontrar la manera de garantizar que la gente que necesita los medicamentos para recuperarse pueda obtenerlos: eso es parte de sus derechos. Por otro, tenemos que buscar alternativas para compensar a los fabricantes por su investigación.

–¿Cuáles serían esas alternativas?

-Hay mucho interés en una nueva modalidad, que implica pagarle a la empresa por llevar un nuevo medicamento al mercado. Se le brinda un primer pago en retorno de lo que se denomina el “bien público” de ese medicamento. Es una cosa difícil de hacer, a no ser que uno tenga un acuerdo entre los gobiernos sobre la importancia del medicamento.

–¿Cómo se financiaría ese sistema?

-Esto requiere que haya una acción colectiva de parte de los gobiernos y del sector privado para trabajar, en primer lugar, en cuánto de los fondos públicos están dispuestos a destinar a ello y, después, en cómo hacer para sistematizar esa modalidad de pago. Yo no tengo una respuesta a esto. Sí quiero decir que está mal que una persona que está enferma tenga que pagar por todos los costos de investigación y desarrollo de un medicamento que puede ser necesario para mantener al mundo seguro.

–¿Cuáles son los desafíos más importantes que se encuentran en África, el continente más vulnerable en materia de salud?

-Es interesante que muchas veces, cuando la gente habla de África, se concentra fundamentalmente en las enfermedades infecciosas. La malaria sigue siendo un problema importante, en particular en África Central, pero estamos encontrando que también se presentan las enfermedades vinculadas con el estilo de vida, como la diabetes, la hipertensión arterial y el cáncer. Los desafíos que tiene África son bastante parecidos a los de América Latina, con el problema extra de las enfermedades infecciosas y la dificultad subyacente de la pobreza, que hace que los servicios de salud sean muy escasos y de muy difícil acceso para la mayoría.

–En los últimos años hubo informes de la OMS y de otras instituciones sanitarias reconocidas, como la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas de la Unión Europea, que llegaron a conclusiones contradictorias sobre los agroquímicos en general y el glifosato en particular. ¿Cómo puede suceder que dos investigaciones científicas sobre lo mismo lleguen a conclusiones diferentes?

-Este es un desafío realmente interesante; es por eso que necesitamos una OMS que pueda hacer el análisis de la toxicidad de los distintos compuestos desde el punto de vista de la salud y el bienestar de las personas, sin pensar en los otros asuntos que tienen que ver con los productos químicos, como el aumento del rendimiento de las cosechas o el lucro de un establecimiento rural. Quiero asegurarme de que, cuando la OMS esté valorando los productos químicos y emita sus juicios, lo haga de forma totalmente independiente de los intereses comerciales. Esto es posible, pero es un trabajo difícil. Esa sería una de mis exigencias absolutas, porque no hay ninguna otra organización en el mundo que tenga la autoridad legítima para evaluar la toxicidad o la inocuidad de este tipo de productos químicos.

–¿Cómo se puede garantizar que no existan influencias externas en este tipo de investigaciones?

-En la OMS el primer paso es asegurarnos de contar con los expertos técnicos más calificados, que hayan demostrado en su carrera profesional rigor científico e imparcialidad absoluta. El segundo paso es asegurarnos de que los fondos para el trabajo solamente provienen de fuentes que de ninguna manera están vinculadas a los intereses comerciales. El tercero es asegurarnos de tener mecanismos de contralor de examen entre pares, de manera que cada artículo científico sea verificado. Y luego tenemos los estados miembros, los países, y es realmente importante que todos presten atención al trabajo de la OMS y que ellos mismos se exijan un rigor científico total. Pero no hay ninguna fórmula mágica, es algo que necesita una supervisión constante del director general de la OMS.

–Usted menciona el tema del financiamiento. La OMS ha reconocido en los últimos años que ha tenido problemas para conseguir fondos para, por ejemplo, abordar la hambruna en África. ¿Propone algún cambio en el sistema de financiamiento de la OMS?

-No hay muchas maneras de financiar el trabajo internacional que hace Naciones Unidas. En este momento, 30% de los fondos de la OMS vienen de las contribuciones [obligatorias] de los países miembros y 70% de las voluntarias, que en general vienen de naciones ricas o de fundaciones. Los estados miembros quisieran ver un aumento de las contribuciones, pero a su vez no están dispuestos a pagarlo, entonces terminamos dependiendo de las contribuciones voluntarias, y siempre existe la preocupación de que estén vinculadas a un interés particular de algún país. Yo utilizaría el dinero de la forma más eficiente posible y trataría de asegurar que incluso las contribuciones voluntarias estén representando los intereses de la organización y no de particulares. Sería bueno aumentar los aportes de cada país, pero ese es un tema que se va a tratar en la asamblea de este mes.