Los candidatos a la presidencia de Francia llegan a la segunda vuelta de las elecciones después de dos semanas intensas de campaña y tras haberse enfrentado en uno de los debates televisados con mayor confrontación en la historia del país. El impulso inicial que tuvo en las encuestas la aspirante del partido de extrema derecha Frente Nacional (FN), Marine Le Pen, perdió fuerza en los últimos días, consolidando como favorito a su rival Emmanuel Macron, del movimiento de centro ¡En Marcha!

Después de una semana marcada por el intercambio de insultos y acusaciones entre los dos candidatos, Macron y Le Pen tuvieron ayer su última oportunidad para delinear sus programas y conquistar tanto a los votantes indecisos como a los escépticos que no parecen dispuestos a apoyar ninguna de las dos alternativas. El desafío era más grande para la líder del FN, que según los sondeos de intención de voto ha perdido apoyo. Un estudio del instituto Ifop la situaba ayer un punto por debajo de la encuesta del miércoles, con 39% de apoyo, mientras que Macron subió un punto y se mantiene a la cabeza con 61%.

La líder ultraderechista eligió cerrar su campaña en Ennemain, una localidad al norte de Francia que históricamente vota al FN. Allí se presentó como “la portavoz del enojo del pueblo frente al abandono” de los gobiernos anteriores, e insistió en que representa a “una mayoría silenciosa”. Además, reiteró algunas de sus propuestas más populares, como el cierre de las fronteras para controlar los flujos migratorios, el impuesto a las empresas francesas que trasladen al exterior sus operaciones y vendan sus productos en Francia y la negociación de una Europa de “naciones soberanas”.

“El proyecto del Frente Nacional no propone nada”, dijo Macron al iniciar su acto en Albi, al sur del país. El candidato de centro dijo que los principales ejes de su propuesta son “la cohesión social” y la lucha contra las injusticias. Después, se refirió a unos documentos que circularon en internet el miércoles de noche, según los cuales él había abierto una cuenta en las islas Caimán para evadir impuestos. La noticia, que surgió mientras los dos candidatos debatían en vivo frente a 16 millones de televidentes, fue utilizada por la propia Le Pen en los últimos minutos del encuentro. “Espero que no conozcamos que usted tiene una cuenta offshore”, le dijo. Él fue rápido y respondió que es ella quien tiene cuentas pendientes con la Justicia, en alusión a los supuestos empleos ficticios que pagó en el Parlamento Europeo.

“Lo que debilita nuestras democracias es que todo se confunde, tanto las informaciones falsas como las verdades”, dijo ayer Macron, que ya presentó una denuncia por falsificación y difusión de documentos falsos destinados a influir en las elecciones. Esto motivó que la Fiscalía de París abriera una investigación preliminar.

Unas horas antes del acto en Albi, el ex banquero aseguró que “nunca” tuvo una cuenta “en ningún paraíso fiscal”, en declaraciones a la radio France Inter. “Le Pen está detrás de esto”, afirmó el candidato, antes de agregar que es algo muy común en su rival lanzar “una noticia falsa” para que después “sus tropas en internet la propaguen”. En paralelo, Le Pen le dijo al canal BFM TV que no tenía pruebas de que Macron tuviera una cuenta offshore, pero agregó que en caso de que el rumor fuera cierto, no le gustaría que se descubriera cuando ya fuera “demasiado tarde”.

El debate entre los dos fue agresivo y difícil de seguir, porque se interrumpían constantemente. La candidata de la extrema derecha utilizó su primer turno para atacar directamente a Macron, a quien consideró “el candidato de las finanzas” y heredero del gobierno del impopular presidente, François Hollande. Su rival no evitó el choque y respondió que Le Pen es la “heredera” del partido “xenófobo” fundado ni más ni menos que por su padre.

En uno de los momentos más tensos del encuentro, la candidata ultraderechista acusó a Macron de tener una actitud “complaciente” con el “fundamentalismo islamista”. El ex ministro contestó que “nada desean más los yihadistas que la victoria de Le Pen” porque “buscan la radicalización y la guerra civil” que su programa ofrece.

Más adelante, la candidata del FN acusó a Macron de ser “el candidato de la globalización salvaje, la uberización, la precariedad, la brutalidad social, la guerra de todos contra todos y el descuartizamiento de Francia por los grandes intereses económicos”. Y aseguró que “una mujer dirigirá el país”: ella o, en caso de que gane Macron, la canciller alemana, Angela Merkel. “Su estrategia es simplemente decir un montón de mentiras y sólo criticar lo que no está bien en el país”, sintetizó el líder de ¡En Marcha!

Según un sondeo de opinión realizado después del debate por el instituto Elabe, 63% de los televidentes encontró a Macron más convincente, lo que refuerza los pronósticos que lo colocan como el próximo presidente de Francia.