“Hoy me han ‘trumpeado’”, escribió el viernes en Twitter Robert Richardson, un economista medioambiental de la Universidad Estatal de Michigan que fue despedido de la Junta de Asesores Científicos de la Agencia de Protección Medioambiental estadounidense (EPA, en inglés). Hasta ese día, la junta contaba con 18 miembros. Desde entonces, fueron despedidos cinco de sus integrantes, según The New York Times, y nueve según The Washington Post. Oficialmente no se comunicó cuántos siguen en funciones.

Sí se manifestó que la intención del gobierno de Donald Trump es evitar dar una aprobación automática a la permanencia de los integrantes de la junta, que fueron designados por la administración anterior, la de Barack Obama, informó la agencia de noticias Efe. Pero además, agregó ese medio, las autoridades evalúan la posibilidad de reemplazar a los científicos con representantes de las industrias dedicadas a los combustibles fósiles, ya que el gobierno ha prometido que esa agencia cambie sus políticas para favorecer la creación de empleos en empresas de ese tipo. Según dijo a The New York Times Ken Kimmell, el presidente de la Unión de Científicos Preocupados (Union of Concerned Scientists, que vigila las políticas del gobierno en las que la ciencia y la tecnología tienen un papel significativo), “esto forma parte de un plan polifacético para que la ciencia no se entrometa en los esfuerzos de eliminar las regulaciones” que protegen el medioambiente.