Un británico fue el responsable del atentado de la noche del domingo en Londres, donde fueron atropelladas varias personas que salían de una mezquita en el norte de la ciudad. Según la Policía, diez personas resultaron heridas y una murió en el lugar, aunque había perdido el conocimiento antes de que se llevara a cabo el atentado.
El atacante, que según las autoridades actuó en solitario, fue identificado como Darren Osborne, un británico de 47 años que nació en Singapur. Según informaron las autoridades, Osborne se había separado hacía seis meses de su esposa, con la que tiene cuatro hijos, y tenía problemas con el alcohol. La noche anterior se había emborrachado en un pub cercano a su casa, del que fue expulsado mientras decía que iba a agredir a los musulmanes. La familia de Osborne dijo que nunca había mostrado una actitud islamófoba, y lo mismo dijeron sus vecinos musulmanes, aunque hicieron la salvedad de que el fin de semana, en las horas previas al ataque, lo notaron más agresivo.
El domingo de noche, Osborne lanzó su camioneta sobre decenas de personas que salían de una mezquita después del último rezo del Ramadán. Una vez que descendió del vehículo, frenético, empezó a gritar: “Voy a matar a todos los musulmanes” y frases similares. Finalmente, fue rodeado por varias personas que, según testigos, además de detenerlo empezaron a agredirlo, hasta que intercedieron varios fieles y un imán de la mezquita, Mohammed Mahmoud, que lo protegieron hasta que llegó la Policía.
El Consejo Musulmán de Reino Unido calificó el atentado de una “violenta manifestación” de islamofobia y reportó un aumento del número de “incidentes” vinculados con el odio a los musulmanes. Además, pidió más seguridad en las mezquitas hasta el fin del Ramadán, el 24 de junio. De inmediato recibió la respuesta del alcalde londinense, el musulmán Sadiq Khan, quien anunció que se reforzaría la seguridad de las mezquitas de la capital con más policías. Por su parte, la organización civil Hope not Hate (en español, “esperanza, no odio”) advirtió que Reino Unido ha entrado “en un espiral de violencia, con ataques desde los dos extremos, alimentándose el uno al otro”.
El nuevo ataque hizo que la primera ministra, Theresa May, tuviera que repetir tramos enteros del discurso que dio hace dos semanas, cuando tres hombres atropellaron peatones, acuchillaron a varias personas y mataron a nueve de ellas. May dijo que endurecerá las penas para los actos de terrorismo porque “ha habido demasiada tolerancia con el extremismo durante muchos años” en Reino Unido, incluso con “la islamofobia”. También dijo que el ataque “es igual de nauseabundo” que los tres anteriores que ocurrieron en Reino Unido en los últimos meses, porque “se dirigió contra la gente normal e inocente en su vida cotidiana, esta vez contra musulmanes británicos”.
También en Francia ocurrió ayer un atentado. En este caso, un hombre estrelló su automóvil contra una patrulla policial en los Campos Elíseos. El vehículo llevaba en su interior varias armas y garrafas de gas, y se prendió fuego durante el impacto, lo que causó la muerte del atacante.