El socialismo comunitario, la integración regional para enfrentar los intereses externos, y la importancia de los derechos de la Madre Tierra son algunos de los temas que abordó en una entrevista con la diaria el ex canciller boliviano David Choquehuanca, que hoy ocupa el cargo de secretario general de la Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe (Alba). El dirigente visitó Uruguay el fin de semana para participar en la apertura del décimo congreso del Movimiento de Participación Popular.

–Usted comenzó su gestión como canciller cuando Evo Morales recién llegaba a la presidencia de Bolivia, en 2006, y se mantuvo en el Ejecutivo hasta enero de 2017. En ese período se procesó un cambio claro en el posicionamiento de Bolivia en el continente y en el mundo. ¿Qué balance hace de su gestión?

–Primero quiero expresar mi satisfacción y orgullo por haber sido parte de este proceso histórico que está viviendo Bolivia y por los logros que hemos alcanzado. Antes del gobierno de Morales no nos tenían en cuenta a nivel internacional; Bolivia pasaba desapercibida. Desde nuestra llegada llevamos a la Organización de las Naciones Unidas [ONU] varias propuestas vinculadas con las comunidades indígenas. Una de las más importantes es la que planteaba que se reconociera que no vivimos sobre un objeto sino sobre un sujeto, la Madre Tierra, y que se trabajara sobre sus derechos. Eso se está haciendo. Otra de las resoluciones que elevamos parte de nuestro principio [aymara] de que los seres humanos nos alimentamos de la leche de la madre tierra, que es el agua, pero las plantas y los animales también lo hacen, por lo que todos somos hermanos. Por eso debemos buscar la armonía entre todos. Vinculado con esto, en [la Conferencia de Desarrollo Sostenible de la ONU] Río+20 planteamos que no sólo tenemos que trabajar en torno a la armonía entre los seres humanos, sino también con la naturaleza, algo que la ONU incluyó en la agenda para 2030. Estas propuestas no vienen desde la academia o las universidades, sino desde lo indígena, desde la resistencia, y quien lo eleva es un indígena que tiene oportunidad de estar en la palestra, porque si no hubiéramos tenido un presidente indígena en Bolivia no habrían existido estos avances. En 2014, después de tantos años de existencia de la ONU, se convocó a la primera Conferencia Mundial de los Pueblos Indígenas, 2019 fue declarado Año Internacional de las Lenguas Originarias... Son logros muy importantes para nosotros.

–El enfoque indígena ha sido muy importante en toda la gestión de Morales, pero en particular en la cancillería. Tanto usted como su sucesor, Fernando Huanacuni, son filósofos aymaras.

–Sí, la nuestra es una propuesta de vida. Hasta ahora se nos han ofrecido dos caminos: el capitalismo y el socialismo. Para el capitalismo lo más importante es la plata, la obtención de la plusvalía, el capital. No le interesan la vida, los pueblos, [aliviar] la pobreza. El socialismo busca la satisfacción de las necesidades materiales y espirituales del ser humano. Nosotros estamos de acuerdo en que tenemos que trabajar en ese sentido, pero nuestra propuesta va más allá del socialismo: para nosotros lo más importante es la vida, no sólo la de los seres humanos, por eso hablamos de “socialismo comunitario”.

–En la región se habla del fin del giro progresista. ¿La izquierda debe hacer autocrítica sobre cómo ha gobernado?

–Los presidentes progresistas despertaron esperanza en las mayorías, pero también preocupación en unos cuantos, los que manejan los hilos del poder, porque se estaban construyendo la inclusión, la integración, la unidad. A ellos no les conviene el empoderamiento de nuestros pueblos, entonces han trabajado sistemáticamente en estrategias para socavar estas políticas. Algunos presidentes tampoco se han animado a tomar medidas radicales…

–¿Cómo cuáles?

–Por ejemplo, ¿qué es lo que nos ha permitido y nos va a permitir seguir gobernando Bolivia? La nacionalización de los hidrocarburos, que los recursos naturales estén en manos de nuestro pueblo, que su administración sea pública y no privada, y que los beneficios de su venta sean redistribuidos en todo nuestro pueblo. También debemos consolidar los espacios de integración y trabajar el aspecto filosófico y de principios en nuestros pueblos. Por ejemplo, tomando medidas radicales contra la corrupción o la delincuencia. Hemos tenido grandes avances, pero no se han dado todas las respuestas que quieren nuestros pueblos. Además, ha habido una campaña mediática: la mediocracia ha traído muchas mentiras que han afectado a los líderes progresistas de la región. En Bolivia lo hemos sufrido en carne propia: la oposición son los medios de comunicación.

–Usted menciona el proceso de integración. ¿Cómo evalúa la situación actual de los organismos regionales?

–Hoy nuestros espacios de integración no están bien. Hace tiempo que no se reúnen los presidentes de la Comunidad Andina, tampoco los del Mercosur, donde antes había reuniones semestrales de presidentes y ahora ni siquiera se puede confirmar la presencia de todos los cancilleres. La Unión de Naciones Suramericanas [Unasur] ya no tiene secretario general, y no nos podemos poner de acuerdo para sustituirlo; ese es un espacio importantísimo para todos, que está truncado por la ausencia de líderes como Luiz Inácio Lula da Silva o Cristina Fernández. Hemos tenido retrocesos en Brasil y en Argentina, donde ya están sufriendo las consecuencias de la aplicación de los modelos neoliberales del pasado. Pero yo pienso que nuestros pueblos van a reaccionar.

–¿A qué atribuye la falta de acción en los demás organismos regionales? ¿Sólo a la falta de interés de algunos gobiernos en la integración regional?

–En una familia siempre tenemos que trabajar la unidad. Lo mismo en la comunidad. No es concebible que alguien dentro de la comunidad quiera dividir a nuestra familia; no deberíamos aceptarlo. Hay otros intereses que no se ven pero están: los de unos cuantos que se quieren adueñar de todo y no les conviene que construyamos la unidad. Muchos de los gobiernos regionales se dejan llevar por políticas que están en función de los intereses de unos cuantos y no de los de sus hermanos. Eso hace que estos espacios de integración hoy estén como en una pausa, pero no tenemos que perder la esperanza de que algún día volvamos a construir esa comunidad.

–Usted ahora es secretario general del Alba. ¿Cree que podrá incidir en los otros organismos regionales para cambiar esa realidad?

–Hay una decisión política de todos los países del Alba de no trabajar exclusivamente en la integración comercial y económica, sino más que nada en generar áreas económicas de complementariedad y colaboración. El Alba es un área de integración más integral, que busca justicia y solidaridad. Pienso que desde el Alba se puede proyectar la esperanza, se puede construir esa hermandad regional, y, ¿por qué no?, mundial.

–En Bolivia se evalúa la posibilidad de celebrar un nuevo referéndum sobre la reelección. ¿No existen dentro del Movimiento al Socialismo (MAS) nuevas figuras que puedan ocupar la candidatura presidencial? La falta de renovación parece ser una característica de las fuerzas progresistas de la región.

–La renovación está latente, sólo que no se está visibilizando. Yo creo que va a producirse una explosión renovadora. Tenemos muchos líderes en todas partes, dentro de cada uno de nuestros países. Pero algunos líderes nacen cada cierto tiempo, como Nelson Mandela en Sudáfrica o Fidel Castro en Cuba. Hay un solo Mandela, hay un solo Fidel, hay un solo [Hugo] Chávez y hay un solo Evo. Y Evo es joven y todavía tiene mucho que dar. Además, ha garantizado estabilidad en estos últimos 11 años. Antes de nuestra llegada al gobierno, cada año teníamos un presidente, había inestabilidad total, no había esperanza. El presidente Morales ha garantizado la estabilidad en Bolivia. Cuando celebramos el referéndum, los medios de comunicación publicaron una mentira que afectó la votación, manipularon al pueblo, que es bien moralista [se refiere a que una ex pareja de Morales inventó que tenía un hijo no reconocido del presidente]. Esa señora hoy está en la cárcel, pero el daño ya está hecho. El pueblo se dejó llevar por la mentira, entonces el MAS decidió buscar una figura legal para que el presidente Morales pueda seguir gobernando.