El panorama político de Francia entró en un terreno desconocido desde que Emmanuel Macron se convirtió en presidente y desbancó a los partidos que hasta ahora se alternaban en el poder. El broche de oro fue que el domingo alcanzó la mayoría parlamentaria absoluta. Todo lo hizo apenas un año después de crear un movimiento que se proclama de centro, europeísta, liberal y, a la vez, progresista: La República en Marcha (LRM). la diaria habló sobre el origen, el programa y las prioridades actuales del nuevo gobierno francés con Mathieu Lebègue, uno de los representantes del movimiento en América Latina.

–¿Cómo, cuándo y por qué llegó al movimiento ¡En Marcha!, antecedente de lo que ahora es LRM?

–Llegué a ¡En Marcha! en enero. Es un movimiento descentralizado y cada uno puede crear su propio comité de trabajo. Yo decidí entrar a uno que ya existía en San Pablo, que es donde resido desde hace casi tres años. Participé en la campaña de LRM en Brasil, que tiene el comité más importante de la región, con 320 miembros. Yo soy de derecha y llegué a formar parte del equipo de campaña de [el ex presidente Nicolas] Sarkozy diez años atrás, pero después me alejé de la política. Durante varios años me dediqué a trabajar en el ámbito privado, porque estaba muy decepcionado con la derecha del país. Sin embargo, fui seducido por la postura de Macron, de unir centroderecha y centroizquierda para lograr un apoyo mayor en la población, hacer reformas más profundas y mejorar la calidad de las políticas públicas. El problema en Francia es que en los últimos 30 años los gobiernos tanto de derecha como de izquierda no consiguieron resolver los problemas que tiene el país. Hoy hay cinco millones de desempleados y nueve millones de personas pobres, entonces hay desafíos económicos y sociales fuertes. Están también el desafío de la integración de los inmigrantes y el de la construcción europea. Son todos desafíos que los gobiernos anteriores no consiguieron resolver. Pienso que el método de Macron de unir centroderecha y centroizquierda es el indicado para cambiar Francia.

–Durante la campaña electoral, algunos partidos opositores cuestionaron que el macronismo sea realmente de centro. Unos decían que era de derecha, otros lo calificaban de la continuación del gobierno de su antecesor, el socialista François Hollande. ¿Usted considera que, en el futuro, LRM se va a decantar por alguno de los dos lados?

–Pienso que nuestro programa tiene políticas muy equilibradas. Voy a tomar como ejemplo el desafío económico. Macron quiere disminuir los impuestos para las empresas, para que estas empleen a más personas, como una medida que permita combatir el desempleo en Francia, y a la vez para lograr la competitividad en las empresas. Al mismo tiempo, quiere desarrollar los derechos sociales de los trabajadores, especialmente el derecho de todos a tener seguro de desempleo. Hoy, solamente los trabajadores que tienen un contrato a largo plazo tienen derecho al seguro de desempleo. Macron quiere ampliarlo para los independientes y los emprendedores. La idea de ayudar a la competitividad de las empresas es una reforma de derecha, pero la de ampliar los derechos sociales es una idea de izquierda.

–¿Cuáles son actualmente las prioridades del nuevo gobierno?

–Pienso que hay tres prioridades. En primer lugar, combatir el desempleo. En esta materia, se va a implementar rápidamente una reforma del derecho laboral, para dar accesibilidad a las empresas pero al mismo tiempo proteger mejor a los trabajadores. Esto será una reforma de la ley [que aprobó en agosto de 2016 el gobierno] de Hollande, que ya generó polémica con los sindicatos. En segundo lugar, está el tema de la Unión Europea [UE]: el presidente quiere reforzar la unión económica de la zona euro. En tercer lugar, está la educación. Macron piensa que las desigualdades se crean muy temprano en el proceso educacional, desde el nacimiento hasta los seis o siete años, entonces quiere reforzar ese sector al duplicar el número de profesores en los primeros años de las escuelas primarias ubicadas en las zonas difíciles.

–¿Qué opina LRM de lo que parece ser el boom de la eurofobia en varios países de Europa?

–Contrariamente a los otros partidos, que tenían un poco de miedo a la eurofobia, Macron fue muy valiente porque consiguió convencer a los franceses de que la UE es una buena idea. Obviamente hay cosas para mejorar; a mi entender, dos cuestiones en particular. Primero, el tema de la optimización fiscal, porque hay países con tasas de impuestos muy bajas y hay empresas que van a usar este sistema para pagar menos impuestos. Eso no es justo y también es un problema para que se sustente el Estado de bienestar. Hay también, por otro lado, un déficit democrático de la UE, porque los ciudadanos tienen la impresión de que las decisiones importantes no son tomadas por los diputados europeos, sino por los funcionarios de Bruselas. Entonces hay desafíos que deben ser resueltos, pero Macron logró convencer a los franceses de que la UE era un bien preciado y una organización muy útil para resolver los desafíos que debemos enfrentar.

–¿Cuáles son esos desafíos?

–Macron está a favor de una Europa fuerte, porque entendió que muchos de los desafíos que Francia está enfrentando no pueden ser resueltos a nivel nacional, sino a nivel más macro. La lucha contra el terrorismo y la lucha contra el cambio climático son claramente temas que no son nacionales. Además, el modelo europeo, en general, es un capitalismo moderado si se compara con el capitalismo chino o el estadounidense, y eso es algo que lo hace único. Es claramente la economía de mercado pero con protecciones sociales fuertes para los ciudadanos, para los trabajadores. Tenemos que preservar ese modelo y, para hacerlo, tenemos que unir nuestras fuerzas.

–¿Cuáles considera que son las razones de este fenómeno antieuropeo?

–Hay varias explicaciones. Primero, por los problemas económicos y sociales. Mucha gente piensa que el aumento del desempleo y de la pobreza en Francia es culpa de la integración en la UE. A esto se suma el problema del terrorismo y el hecho de tener las fronteras abiertas. Nosotros entendemos que no tenemos que cerrar las fronteras europeas, sino protegerlas mejor, para no autorizar la entrada de terroristas. Entonces, en un clima económico muy difícil, los franceses atribuyen todos estos problemas a la apertura internacional, y la UE forma parte de este proceso.

–Vinculado con esto está el impulso que tomaron los movimientos y partidos de extrema derecha en Europa.

–El auge de la extrema derecha se produce un poco por las mismas razones. Primero, por la incapacidad de los gobiernos tanto de derecha como de izquierda para resolver los problemas. Creo que los franceses ven en la extrema derecha la oportunidad de experimentar algo nuevo. Pienso que influye también el tema de la inmigración: muchos franceses creen que no consiguen trabajo por los inmigrantes que viven en el país. También está vinculado con esto último el desafío del islam, porque tenemos una comunidad musulmana grande y hay una confusión entre el problema del terrorismo y el islam.

–El domingo tuvieron lugar las elecciones legislativas, en las que LRM obtuvo la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. ¿Cómo evalúa el partido estos resultados?

–Es una revolución política, porque este partido casi no existía hace un año. LRM pasa de no tener ningún diputado a tener 350, mientras que los socialistas perdieron más de 230 escaños y la derecha [Los Republicanos], 90. Los candidatos de LRM consiguieron convencer a los franceses de que los problemas de Francia no pueden ser resueltos con soluciones simplistas. Es la victoria del pensamiento estructurado sobre el populismo de extrema derecha de [la líder del Frente Nacional] Marine Le Pen. Macron y su partido están enviando un mensaje positivo a Europa y al resto del mundo. Acaban de mostrar que es posible crear una fuerza política que no se identifica directamente con la izquierda o la derecha, y que además es capaz de gobernar. Sin embargo, el gran desafío será tratar de recuperar la confianza de los franceses en sus instituciones y en la política. El Frente Nacional logró ocho escaños, y Le Pen continuará utilizando esta desconfianza en la política para imponer su agenda xenófoba y antieuropea. Por todo esto, y considerando la oportunidad que nos dieron los franceses, tenemos que ser exitosos. No hay otra alternativa.