Las elecciones legislativas que Reino Unido celebró el jueves se confirmaron como una dura derrota para los tories y su líder, Theresa May, aunque fueran los más votados. Mientras May intenta mantenerse como primera ministra y líder del Partido Conservador, algunos referentes partidarios la miran con recelo, y la oposición asegura que ya no tiene condiciones para gobernar.

El Partido Conservador británico se quedó con 318 escaños, 12 menos de los que tenía antes de las elecciones del jueves y ocho menos de los que necesitaba para alcanzar por sí solo la mayoría de la Cámara de los Comunes. El partido Laborista, el principal de la oposición, pasó de contar 232 escaños a ocupar 262, un crecimiento alto e inesperado, pero insuficiente como para acceder al gobierno. Si bien los laboristas no ganaron las elecciones, esta votación fue un espaldarazo a su líder, Jeremy Corbyn, para defenderse de las críticas que le llegan desde la derecha del propio Partido Laborista. En el caso de los conservadores, si bien ganaron las elecciones, el resultado implicó una fuerte caída para May y permitió que se multiplicaran las críticas a su liderazgo dentro del partido.

Los números no cierran del todo bien para ninguno de los dos partidos, pero son los conservadores los que tienen el primer turno para formar gobierno. Para hacerlo, la única oportunidad que le quedó a May es la de aliarse con el Partido Unionista Democrático (DUP, por su sigla en inglés), una organización política irlandesa ultraconservadora que obtuvo diez escaños en las elecciones. Será un acuerdo contrarreloj, si es que se logra, ya que el lunes Reino Unido deberá mantener su primera reunión con la Unión Europea (UE) para dejar el bloque, y para participar en ese encuentro el gobierno debe estar conformado.

En la noche del sábado, Downing Street emitió un comunicado en el que informó que el acuerdo se había cerrado, pero la DUP advirtió que no. “Las conversaciones son positivas, pero continúan”, dijo un portavoz del partido irlandés, que obligó al gobierno a rectificarse. Ambos partidos confirmaron que esta semana se llevarán adelante las conversaciones finales para alcanzar un acuerdo.

El próximo no será un gobierno de coalición, sino de otra forma de acuerdo, que se denomina de confianza y suministro. Formalmente, el DUP quedaría fuera del gobierno, pero respaldaría a los tories en la conformación del Ejecutivo y otras votaciones clave.

Según medios británicos, la situación tampoco es fácil para May dentro de su partido y varios referentes tories llevan adelante gestiones para destronarla del liderazgo. Algunos de ellos, informó la agencia de noticias británica Reuters, incluso están instando al canciller, Boris Johnson, a que le dispute el liderazgo. Cuando David Cameron renunció a encabezar su partido, Johnson era quien más probabilidades tenía de sucederlo, pero finalmente ni siquiera presentó su candidatura.

Algunos integrantes del gabinete de May han defendido a la dirigente y han llamado a terminar con estas tratativas en pos de darles seguridad a los británicos. “Este no es el momento para que los tiburones estén paseándose en círculos. Este es el momento para que nos unamos como partido”, dijo en entrevista con Sky News la ministra de Cultura, Karen Bradley.

Pese a que, por el momento, May se mantiene como líder de los tories, dirigirá el gobierno de una forma más coordinada con el resto del partido, dijeron algunos de sus ministros. Los titulares de Defensa, Michael Fallon, y de Economía, Philip Hammond, dijeron a periodistas que le advirtieron a la primera ministra que se mantendrían en sus cargos sólo si en su nuevo gobierno toma las decisiones de forma más colectiva con el gabinete y con los demás tories. Hammond incluso dijo que mantendrá su respaldo a May si esta modera la posición del gobierno con respecto al brexit.

Fueron interpretadas como señales en este sentido algunas destituciones en el equipo de May y la designación de Damian Green como primer secretario de Estado, un cargo que no todos los primeros ministros designan y que equivale a una especie de número dos del gobierno. Green es un proeuropeo de 61 años que se dedicará a mediar entre May, su gabinete y el partido.