Ernestina Herrera de Noble, que dirigió el diario Clarín en las últimas cinco décadas y fue accionista del grupo de medios que lleva el mismo nombre, murió ayer, después de estar varios días hospitalizada. Su muerte fue confirmada por el propio Clarín, aunque las causas no fueron detalladas. La empresaria heredó la dirección del diario y la propiedad de la empresa en 1969, nueve días después de la muerte de su esposo Roberto Noble.

A partir de ese momento, la compañía se expandió mediante la cuestionada compra de la empresa Papel Prensa, que estuvo intervenida durante la última dictadura argentina, y desde entonces se convirtió en uno de los grupos de medios de comunicación más grandes de América Latina.

A pesar de que Herrera de Noble intentó mantener un perfil bajo –había adoptado como lema de vida: “Quienes hacen un diario no tienen que ser noticia”–, su vida privada saltó a la luz pública cuando fue acusada de que sus dos hijos adoptivos habían sido apropiados durante la dictadura. Ella los adoptó en 1977, pero la denuncia fue presentada recién en 2001. Al año siguiente, la dueña de Clarín fue detenida, aunque la liberaron a los pocos días por falta de pruebas. La investigación se reactivó en 2010, pero en 2016 la empresaria fue sobreseída.

A lo largo de las décadas en que Herrera de Noble dirigió el periódico, pasó una dictadura y también pasaron varios presidentes, con los que el medio tuvo distintos vínculos. Con el kirchnerismo, las tensiones y acusaciones fueron permanentes. En cambio, el actual presidente argentino, Mauricio Macri, le daba ayer el pésame a la familia de la empresaria, a la que le dedicaba elogios.