En un referéndum marcado por una alta abstención y el boicot de la oposición, los puertorriqueños apoyaron la iniciativa de integrarse a Estados Unidos. En el referéndum podían optar por convertirse en el estado número 51 de ese país, por ser independientes o por mantenerse como un territorio autónomo de Estados Unidos. El resultado de esta votación, la quinta en las últimas cinco décadas sobre el estatus puertorriqueño, no era vinculante para Washington, y es el Congreso de Estados Unidos el que tiene la potestad de cambiar el estatus de Puerto Rico.

La consulta fue convocada por el gobernador, Ricardo Rosselló, que asumió el cargo el 2 de enero después de una campaña en la que prometió convertir a Puerto Rico en un estado pleno de Estados Unidos. El gobernante Partido Nuevo Progresista considera que la anexión a Estados Unidos es la mejor opción para salir de la crisis económica que atraviesa Puerto Rico, que en mayo se declaró en quiebra.

El gobierno esperaba que con un voto mayoritario a favor de convertirse en el estado número 51, opción denominada como la “estadidad”, el mandato popular lo habilitaría a presionar a Washington para que integre a Puerto Rico a Estados Unidos. El apoyo a la “estadidad” fue masivo, alcanzó 97,2% de los votos, pero el mandato está lejos de ser popular o contundente, ya que participó sólo 23% del padrón.

La baja participación se explica, entre otras razones, porque los otros dos partidos grandes de Puerto Rico llamaron a la abstención. El Partido Popular Democrático defiende que se mantenga el estatus actual, que es el de estado libre asociado, aunque no es soberano, para tener cierto grado de independencia, mientras que el Partido Independentista Puertorriqueño aboga por la separación total de Estados Unidos.

Después de que se conociera el resultado de la consulta, Rosselló aseguró que irá “a los foros internacionales” para hablar de “la importancia de que Puerto Rico sea el primer estado hispano de Estados Unidos”. Se prevé que los intentos de Rosselló tengan poco eco, ya que en el Congreso estadounidense hay pocas señales de que los diputados y senadores tengan intenciones de sumar a Puerto Rico, entre otras cosas porque implicaría liberar fondos hacia ese territorio y permitir elecciones de integrantes para ambas cámaras. En este punto se suma otra particularidad: el Congreso es mayoritariamente republicano y Puerto Rico se inclina por el Partido Demócrata.

Según Rosselló, anexar Puerto Rico a Estados Unidos obligaría a Washington a “inyectar” dinero en la economía puertorriqueña, para iniciar una leve recuperación. Actualmente, 46% de los 3,5 millones de habitantes de la isla viven por debajo de la línea de pobreza, y el desempleo está desde hace meses en 11,5%, pese a que se redujeron la carga horaria y los sueldos de los trabajadores.