Arabia Saudita, Baréin, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Libia, Yemen y las islas Maldivas cortaron sus relaciones ayer con Catar, en una decisión que incluyó el cierre de fronteras –que implica aislar a ese pequeño país– y la clausura de algunas embajadas.

En una primera instancia, Arabia Saudita, Baréin, Egipto y Emiratos Árabes Unidos anunciaron de forma coordinada la ruptura de las relaciones diplomáticas y el cierre de fronteras con Catar. Posteriormente se sumaron a la decisión Yemen, el gobierno que controla el este de Libia y las Maldivas.

Todos los países involucrados dieron a los ciudadanos cataríes dos semanas para abandonar sus territorios. Al mismo tiempo, expulsaron al personal diplomático de Catar, y exigieron al suyo que regrese de ese país.

Arabia Saudita adoptó más medidas, algunas de las cuales fueron imitadas por otros de los países de la región, entre ellas el cierre de su espacio aéreo para los aviones cataríes y el bloqueo de las relaciones comerciales.

En Catar una de las primeras reacciones fue la de la población, que rápidamente se dirigió a los comercios para intentar abastecerse y prevenir así las consecuencias de la nueva situación. En su país, 80% de los productos de consumo son importados a socios de la región.

Las medidas comerciales adoptadas contra Catar podrían tener una contrapartida rápida y contundente de parte del gobierno de ese país, ya que sus vecinos dependen, en mayor o menor medida, de su gas natural licuado, informó la agencia de noticias Reuters.

Mapa zona

En distintos comunicados, los países que terminaron sus relaciones con Catar acusaron a ese país de socavar la seguridad y estabilidad de la zona respaldando a grupos terroristas y desobedeciendo los dictámenes del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo. Los únicos países de este organismo regional que no siguieron el liderazgo de Arabia Saudita con estas medidas fueron Omán y Kuwait.

La decisión se conoció después de que tuviera lugar una reunión entre los cancilleres de Egipto y de Arabia Saudita en El Cairo. Con las medidas en vigor, ayer Catar estaba aislado totalmente por tierra, aunque mantenía su salida al mar por el Golfo Pérsico.

Entre los argumentos que esgrimió, Arabia Saudita acusó a las autoridades cataríes de dar refugio a organizaciones como el grupo yihadista Estado Islámico, Al Qaeda y los Hermanos Musulmanes –una organización política que varios países de la región consideran terrorista, pero no así Catar–, y de difundir su mensaje en sus medios de comunicación, como la cadena Al Jazeera, cuya sede en Riad fue cerrada. En 2012, un candidato que respondía a los Hermanos Musulmanes ganó las elecciones en Egipto y llegó a gobernar hasta que su Ejecutivo fue derrocado y la organización ilegalizada en 2013.

Además, el reino saudita acusó a Catar de respaldar a Irán en su supuesto apoyo a grupos terroristas que actúan en su territorio y buscan derrocar a la monarquía. Otra de las acusaciones indica que el gobierno catarí respalda a los rebeldes hutíes de Yemen, a los cuales bombardeaba hasta ayer, cuando fue expulsado de la coalición internacional liderada por Arabia Saudita que los combate y apoya al gobierno de Abdo Rabu Mansur Hadi.

Las tensiones entre Catar, Arabia Saudita y otros países de la región son frecuentes y usualmente obedecen a que el gobierno catarí se niega a seguir la voz de mando del reino saudita en materia de política exterior. En particular, esta decisión estuvo precedida de unas polémicas declaraciones del emir de Catar, el jeque Tamim, recogidas por la agencia estatal QNA, en las que halagaba a Irán, criticaba al presidente estadounidense, Donald Trump, y reconocía su simpatía por Hamas y los Hermanos Musulmanes, mensajes contrarios a los transmitidos por Arabia Saudita, informó el diario español El País. La agencia QNA rápidamente dijo que eso no había sucedido y que había sido víctima de un ataque informático.