En una reunión informal que mantuvieron en Tallin, Estonia, los ministros del Interior de la Unión Europea (UE) aprobaron un plan de acción que presentó la Comisión Europea esta semana para responder a la crisis que vive Italia por la llegada masiva de inmigrantes. Los ministros firmaron una declaración que, entre otras cosas, propone aumentar el número de devoluciones de los inmigrantes que no tienen derecho a permanecer en países del bloque. El comisario europeo de Migraciones, Dimitris Avramopoulos, explicó después del encuentro que esta propuesta es la “más importante” para Italia porque la mayoría de los inmigrantes que llegan a este país son “irregulares”. Por eso, se comprometieron a mejorar los aspectos internos de la política de devoluciones de la UE.
Las autoridades italianas alertan desde hace semanas de un aumento cada vez mayor del ingreso de inmigrantes por el mar Mediterráneo, y han pedido en numerosas ocasiones la colaboración de sus vecinos. Hasta ahora, no han tenido éxito. Sólo en la última semana, pisaron suelo italiano 12.295 inmigrantes. En total, desde el 1º de enero, entraron 85.183, lo que supone un aumento de 20% respecto del año anterior, según datos presentados por la Comisión Europea. Más de 2.150 se ahogaron antes de llegar.
“Italia no está sola y necesitamos acción, pero también discusiones adicionales sobre las medidas concretas”, dijo, por su parte, el ministro del Interior de Estonia, Andres Anvelt. Una de esas propuestas es un código de conducta que presentó Roma para las organizaciones civiles que realizan rescates en el Mediterráneo. El documento aprobado ayer aclara que esta iniciativa “garantiza que los barcos de las organizaciones implicadas en las operaciones de búsqueda y salvamento de personas operen en un marco de normas claras”.
Por otro lado, Anvelt insistió en que el intercambio “fluido” entre bases de datos dentro de la UE es “crucial” para la protección de las fronteras externas y la seguridad interna.
En otro apartado de la declaración, los ministros resaltan la necesidad de “aumentar el compromiso con Libia y otros terceros países clave”, a partir del incremento de la capacidad de la guardia costera libia y el aumento de las devoluciones voluntarias de inmigrantes desde Libia y Nigeria a los países de origen. También plantean el objetivo de reforzar los controles en las fronteras exteriores de Libia, sobre todo en las del sur.
Detener el flujo de inmigrantes antes de su llegada al sur de Libia fue un punto en el que coincidieron cancilleres de países europeos y africanos en otra reunión que, en paralelo, se desarrolló ayer en Roma. “La crisis de los inmigrantes no puede ser detenida sólo en las aguas del Mediterráneo. Es necesario trabajar en el sur de Libia”, dijo el representante de la diplomacia italiana, Angelino Alfano, en una conferencia de prensa posterior al encuentro.
Además del italiano, participaron en la reunión los cancilleres de España, Alemania, Austria, Estonia, Francia, Holanda y Malta. También asistieron delegados de varios países de África: Libia, Nigeria, Túnez, Egipto, Chad, Etiopía y Sudán. Todos firmaron un documento que prevé un mayor apoyo a los gobiernos de los países de tránsito en su lucha contra los traficantes y en el control de sus fronteras. A la vez, se comprometieron a incrementar las capacidades de la Organización Internacional para las Migraciones y de la Agencia de la Organización de las Naciones Unidas para los Refugiados, con el fin de “asistir y proteger” a los inmigrantes y “mejorar los canales existentes de inmigración regular”. Además, estuvieron de acuerdo en la necesidad de impulsar las repatriaciones “voluntarias y asistidas” mediante una “estrecha cooperación consular y estableciendo rápidos procedimientos de regreso” de los inmigrantes a sus países de origen.
Mientras tanto, en Francia, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, proponía a los diputados una ley que establezca mecanismos de distribución de los inmigrantes por todo el territorio del país, para evitar la concentración en la capital. En una conferencia de prensa desde un centro de acogida, manifestó: “No nos enfrentamos a una crisis migratoria, sino a una crisis en la recepción de los inmigrantes”.