El contenido de la respuesta catarí seguía sin conocerse ayer. Kuwait, que oficia como mediador de la crisis, confirmó que había recibido el documento sin dar más detalles. Los propios países del Golfo Pérsico que esperan la respuesta reconocieron que no habían tenido acceso al documento, si bien aclararon que estaban al tanto de que llegó a manos kuwaitíes. Está previsto que los cancilleres de estos cuatro países se reúnan hoy en El Cairo para analizar la respuesta y evaluar cuáles serán los pasos a seguir, a un mes de haber cerrado sus fronteras y obligado al pequeño emirato a hacer malabares con su economía.

El canciller de Catar, Mohamed bin Abderrahman al Zani, se negó ayer a revelar cuál fue la reacción de su gobierno a las 13 exigencias, pero dio algunas pistas. En primer lugar, dijo que las condiciones planteadas eran “ilegales” e “irreales”, y criticó que ninguna de ellas se refiera a la financiación al terrorismo, que es la principal acusación que sostienen Arabia Saudita y sus aliados contra Catar desde el estallido de la crisis. Al respecto, Al Zani dijo que su país “está comprometido” en combatir el terrorismo, porque entiende ese problema como “una cuestión de seguridad nacional”.

Por otro lado, el canciller catarí dijo que ve como única salida a la crisis la mesa de negociación, aunque advirtió que, en función de la reacción de los países que lo bloquean, decidirá si mantiene el “tono constructivo” o adopta “la misma actitud” que esos gobiernos han adoptado desde el 5 de junio. En este sentido, dejó claro que el emirato no acepta amenazas ni injerencias en su soberanía. “Catar rechaza dictados de otros países, pero siempre estamos preparados para discutir quejas. El diálogo debería continuar, pero con un claro procedimiento y no basándose en amenazas y una escalada” de la tensión, afirmó.

A pesar de que el bloqueo comercial afectó al país, las autoridades cataríes no tomaron ninguna represalia. Sin embargo, sí empezaron a adoptar medidas para reforzar su economía ante el bloqueo, como la búsqueda de otros proveedores de alimentos, el ingreso de varios productos básicos por la frontera con Irán y nuevos proyectos para expandir la producción nacional.

En ese marco, la compañía estatal Qatar Petroleum anunció ayer planes para aumentar 30% la producción de gas natural, principal fuente de ingresos del país. Esta decisión ayudaría a Catar a reforzar su posición como principal exportador mundial de gas líquido natural y aumentaría los ingresos públicos. El presidente de la empresa, Saad Sherida al Kaabi, dijo en una conferencia de prensa que la idea es duplicar la producción de un proyecto de extracción en la región de Campo Norte, el mayor yacimiento de gas del mundo, ubicado en aguas del Golfo Pérsico.

En paralelo, la cadena Al Jazeera, cuyo cierre formaba parte de las 13 exigencias presentadas a Catar, denunció en una carta abierta lo que calificó de un “intento de silenciar el periodismo independiente” en la región. “Nos han acusado de tener un sesgo político, de catalizar la primavera árabe, de tener una agenda y de favorecer a un grupo sobre otro. Rechazamos estas acusaciones y nuestras pantallas son un testimonio de nuestra integridad”, se lee en el texto. También declara su posición en “defensa de la libertad de expresión” y a favor “del derecho de los pueblos al conocimiento”. Finalmente, la cadena asegura que los trabajadores del medio “no toman partido”, “no son mensajeros ni portavoces” y “nunca lo han sido”.

Como si este conflicto fuera poco, Catar sumó ayer otro frente de batalla, cuando el portavoz del Ejército Nacional Libio, Ahmed al Mesmari, lo acusó de haber cometido “crímenes de lesa humanidad en Libia” con el “pretexto” de apoyar la seguridad, la estabilidad y el desarrollo en este país. El vocero también denunció el apoyo del emirato a “grupos terroristas”, como el yihadista Estado Islámico y Al Qaeda, y afirmó que “centenares de libios perdieron la vida a causa del apoyo al terrorismo de parte de Catar, Turquía y Sudán”. Además, Al Mesmari dijo que los cataríes ingresan armas en territorio libio desde la frontera con Sudán y mostró videos de asesinatos que supuestamente cometieron hombres armados en la ciudad de Bengasi.

El gobierno del este de Libia, aliado del Ejército Nacional, es socio de Arabia Saudita, Baréin, Egipto y EAU y, en junio, también cortó las relaciones diplomáticas con Catar.