El presidente del gobierno de España, Mariano Rajoy, fue convocado a la Audiencia Nacional en calidad de testigo por una supuesta financiación ilegal del Partido Popular (PP), es decir, por la utilización de una “caja B” al margen de la financiación declarada de manera oficial. Esta financiación supuestamente provendría de mordidas por licitaciones públicas mientras el PP gobernaba, y que supuestamente se habrían utilizado para financiar campañas electorales y aumentar el patrimonio personal de políticos. Rajoy declaró ante ese tribunal como antiguo secretario general del partido, entre 1999 y 2005, etapa en la que se concentra la primera fase de la trama Gürtel, encabezada por el empresario Francisco Correa.

El tono utilizado por parte de la Audiencia Nacional fue de cierta cercanía con el presidente. Este pudo entrar por la puerta del garaje, al contrario que el resto de testigos o imputados, que tienen que hacer el ya clásico “paseíllo” desde la calle en la que se detiene el auto hasta la puerta de la Audiencia. La colocación de cada actor dentro de la sala también varió en relación con el resto de sesiones. Rajoy no fue situado frente a los magistrados, sino a un lado, atenuando el carácter tenso que supone sentarse frente a una horda de funcionarios cuya tarea es hacer justicia.

Lo primero que se destacó en el interrogatorio fue la gran cantidad de preguntas comprometedoras planteadas por la acusación popular que el presidente del Tribunal, Ángel Hurtado –un juez conservador–, consideró “valorativas” o “no pertinentes”. Preguntas comprometedoras como si el dinero que el ex tesorero Luis Bárcenas tenía en Suiza sin declarar, que se contaba por millones de euros, era sólo del propio Bárcenas o también del PP. En cuanto a las preguntas que sí se hicieron y sí fueron respondidas, destaca la que le hizo el abogado de los socialistas madrileños Wilfredo Jurado, integrante de la acusación popular. Refiriéndose al SMS que Rajoy envió a Bárcenas diciéndole “hacemos lo que podemos”, Jurado preguntó directamente: “¿Qué hacían?”. A esto Rajoy respondió con una de sus ya clásicas frases crípticas: “Significa lo que exactamente significa, lo que significa ‘hacemos lo que podemos’”.

Dejando a un lado las rocambolescas respuestas puntuales del presidente del gobierno, el relato armado para explicar los sucesos por los que se le preguntaba se podría resumir en la siguiente declaración: “Jamás me he ocupado de ninguna cuestión de contabilidad. Lo único que me importaba a mí era que los informes del Tribunal de Cuentas fueran positivos, que nos dijeran que las cuentas estaban bien y punto. Porque, vuelvo a insistirle, mis responsabilidades son políticas, no de contabilidad”. Así Rajoy esquivó las cuestiones polémicas y desvió la atención hacia el tesorero anterior a Bárcenas, Álvaro Lapuerta, hombre de 89 años de edad que sufre demencia y al que, en consecuencia, no se puede interrogar. El líder del PP fue incluso más allá y delegó culpas en otros como Esperanza Aguirre, indiscutible líder del PP de Madrid por aquella época y antigua rival política de Rajoy.

Cuando fue consultado por su relación con los cabecillas de la trama Gürtel, Rajoy se limitó a responder: “Desconozco las actividades de Correa porque ni lo conocía, ni estaba en las actividades a las que hacía referencia. Lo siento, pero las cosas son como son y no como a alguno le gustaría que fueran”. Lo único que admitió conocer sobre el tema era una información proveniente de Lapuerta –de 2004– en la que le comunicaba que había empresarios utilizando el nombre del partido para hacer negocios. Por ese motivo, Rajoy ordenó entonces un corte de relaciones con ellos. Esa explicación no termina de corresponderse con la realidad, ya que la trama Gürtel continuó después de 2004 e incluso le brindó los medios para el Congreso de Valencia de 2008, en el que Rajoy resultó reelegido precisamente en competencia con la propia Esperanza Aguirre. Cuando le preguntaron sobre esto, Rajoy siguió en su línea: “No tuve conocimiento porque yo no me preocupo de esos temas. Esta misma semana he estado en un acto del PP en Bilbao. ¿Alguien puede imaginarse que yo sé quién ha organizado el acto? Yo digo unas palabras, hablo con la gente...”.

Por lo demás, Rajoy utilizó su ya famosa ironía, no sin llegar a la soberbia, con respuestas a los magistrados tales como “no parece un razonamiento brillante”, que le espetó al abogado Mariano Benítez de Lugo (que integra la acusación popular y pertenece a la Asociación de Abogados Demócratas por Europa) cuando este le preguntó si había cargos del PP que percibiesen sobres con dinero sin declarar. A esto hay que sumar el ya consabido “no sé” o “no conozco” utilizado por el presidente del gobierno como comodín para estas ocasiones.