La Cámara de Diputados de Brasil respaldó ayer al presidente Michel Temer y rechazó la posibilidad de suspenderlo para que la Justicia lo investigue por corrupción pasiva y lavado de dinero. De antemano se esperaba esta victoria del presidente debido a varias gestiones que el gobierno llevó adelante con el objetivo de garantizar su continuidad.

El logro de la oposición ayer, en el Congreso, fue el de postergar el inicio de la sesión hasta la tarde, de forma tal que la votación de la Cámara de Diputados pudiera ser seguida en vivo por más ciudadanos y que estos supieran qué vota cada uno de los legisladores. Con ese objetivo, la oposición no dio cuórum hasta avanzada la tarde y presentó varios recursos para alargar los trámites previos.

El resultado de la votación se preveía favorable a Temer, no sólo porque los partidos que respaldan a su gobierno son mayoría en la cámara baja, sino también por las gestiones que llevó adelante el Ejecutivo para garantizar ese resultado. El impacto de la denuncia presentada contra el presidente fue tal que incluso hubo que convencer a legisladores del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) que él mismo lidera. Los diputados Pedro Paulo y Elcione Barbalho fueron los últimos integrantes del PMDB en reconocer públicamente que votarían a favor de Temer, en contra de la investigación judicial. El hijo de la diputada, Helder Barbalho, ministro de Integración Nacional, fue uno de los miembros del gabinete que, ayer mismo, se dirigió a la cámara baja para negociar con los legisladores su apoyo al gobierno.

Mientras el PMDB votaba prácticamente en bloque para mantener en el cargo a Temer, que es el segundo presidente de ese partido en su historia –aunque en ninguna de las dos ocasiones esos gobernantes llegaron al cargo mediante las urnas–, sí hubo divisiones en otras organizaciones políticas que apoyan al Ejecutivo. En particular, en el Partido de la Social Democracia Brasileña y en Demócratas –que son su principal respaldo en el Congreso– y en lo que se denomina “centrão”, una serie de partidos pequeños que no tienen una ideología clara y cuyos diputados suelen votar de acuerdo con sus intereses. Esta división puede marcar, de ahora en más, un apoyo más endeble del Congreso a Temer, que, aunque haya ganado, queda debilitado.

La denuncia por corrupción pasiva y lavado de dinero presentada por el procurador general, Rodrigo Janot, indica que entre marzo y abril de 2017 Temer, “valiéndose de su condición de jefe del Poder Ejecutivo”, recibió sobornos por 500.000 reales, unos 160.000 dólares. La acusación se basa en la declaración del empresario Joesley Batista, uno de los dueños del frigorífico JBS, y en la grabación de una charla en la que le contó a Temer que estaba pagando coimas –entre otros, al ex presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha–, sin que el mandatario le hiciera ninguna objeción.