El Tribunal Supremo de Pakistán forzó la dimisión del primer ministro, Nawaz Sharif, por su implicación en los llamados Panama Papers, una filtración de 11,5 millones de documentos del estudio panameño Mossack Fonseca, procesados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, que exponían la existencia de cuentas bancarias en paraísos fiscales de innumerables personalidades mundiales.
Sharif fue acusado de corrupción por estas irregularidades bancarias a partir del descubrimiento de cuentas en Islas Vírgenes a nombre de sus hijos Husain, Maryam y Hasan. Los tres controlaban sus empresas offshore desde Londres y no las habían declarado a las autoridades fiscales paquistaníes. El delito del que se lo acusa es no haber declarado 10.000 dirhams –unos 2.700 dólares– que le pagó una empresa que uno de sus hijos tiene en Emiratos Árabes Unidos.
El Tribunal Supremo declaró que Sharif “ya no es apto para ser un miembro honesto del Parlamento y deja de ocupar el cargo de primer ministro”, según anunció el juez Ejaz Afzal Khan. “Tras el veredicto, Sharif ha dimitido de sus responsabilidades como primer ministro”, comunicó la oficina del primer ministro. A pesar de eso, el oficialismo no terminó de admitir completamente su culpabilidad y dejó abierta la posibilidad de demostrar su inocencia, poniendo “reservas” a la decisión del tribunal: “Todas las opciones constitucionales serán estudiadas. Es una injusticia. Con la ayuda de Dios, Sharif tendrá éxito en el tribunal de Alá y el pueblo”.
Ante este hecho, el Parlamento tenía la obligación de nombrar a otro primer ministro, y el elegido fue el ministro de Petróleo y también empresario Shahid Khaqan Abbasi, que declaró: “Estoy agradecido a todos los que participaron en este proceso democrático. Los que estaban a favor y los que estaban en contra. Es el procedimiento en democracia. Y también le agradezco al PML-N [su partido, la Liga Musulmana de Pakistán-N] que me haya nombrado para el cargo. Y, sobre todo, estoy muy agradecido a Nawaz Sharif”.
Desde 1947, año de la independencia, Pakistán prácticamente no ha encadenado etapas largas de gobiernos consolidados y que surgieran de elecciones. La breve historia política del país está marcada por los gobiernos dirigidos por militares conservadores; por un sector también conservador liderado por el magnate Nawaz Sharif, mediante el partido Liga Musulmana de Pakistán-N; y por el Partido Popular de Pakistán (PPP), centrado en las figuras de la familia Bhuto.
Desde la salida de la presidencia del general Pervez Musharraf, en 2008, se convocaron elecciones en las que venció el PPP ese mismo año. Las siguientes elecciones, en 2013, marcaron un hito político cuando, por primera vez en la historia del país un gobierno civil, traspasó el poder a otro primer ministro elegido democráticamente. Ahora algunas voces consideran que esa continuidad está en riesgo y que lo ocurrido con Sharif es un golpe de Estado judicial.