Unos 100 inmigrantes y refugiados que habían sido desalojados de varios lugares en los que intentaron instalarse para vivir se enfrentaron a policías italianos durante un nuevo desalojo. Como resultado, unas 13 personas sufrieron heridas y tuvieron que ser atendidas en centros de salud, informó la organización Médicos sin Fronteras, una de las que denunciaron la situación.
El viernes las autoridades municipales de Roma ordenaron la evacuación de centenares de refugiados de un edificio abandonado, a los que se les ofreció ir a los refugios estatales. Al amanecer del sábado, la Policía desalojó a la mayoría de las personas del edificio, que eran unas 800, en un operativo similar al de los allanamientos, según denuncian organizaciones defensoras de los derechos de los refugiados. Quienes resistieron dentro del edificio colgaron una bandera hacia afuera con el mensaje “No somos terroristas. Queremos vivienda”.
El operativo de desalojo del edificio fue criticado por la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados y por UNICEF, ya que entre los habitantes había varios niños. “Es una situación muy triste. Se trata de 800 personas con estatus de refugiados, supervivientes de guerras, persecuciones y torturas, que en algunos casos han obtenido la ciudadanía italiana, que han sido echadas a la calle, en condiciones inhumanas y sin una alternativa real y sostenible, por el ayuntamiento de Roma”, dijo el portavoz de UNI- CEF en Italia, Andrea Iacomini.
La mayoría de los inmigrantes que dejaron el edificio se dirigieron a los refugios oficiales, pero unos 100 se quedaron pernoctando en un improvisado campamento en la Plaza de la Independencia, que queda cerca del edificio en el que estaban. Según organizaciones civiles, las familias grandes prefieren no ir a los refugios porque allí suelen separarlas.
En la madrugada de ayer, camiones lanzaagua los despertaron. Había una fuerte presencia de policías que, según las denuncias, los golpearon para forzarlos a abandonar la plaza. Los refugiados respondieron tirando lo que tenían a mano: piedras, palos y otros elementos contundentes. Dos de ellos fueron detenidos y otros 13 fueron enviados al hospital para recibir atención médica.
La Policía defendió el operativo asegurando que tenía que liberar el espacio público y que el uso de garrafas para calefaccionar el campamento improvisado implicaba un peligro de incendio. Sin embargo, según Médicos sin Fronteras, el desalojo de la plaza fue “una situación de violencia” que debería dar “vergüenza”. “Urge garantizar a las personas desalojadas una solución digna, empezando por las más vulnerables”, denunció Tommaso Fabbri, coordinador de la organización en Italia.