Dos psicólogos que iban a ser juzgados por su participación en torturas aplicadas por la CIA llegaron a un acuerdo con los denunciantes para evitar el juicio. Los psicólogos James Mitchell y John Jessen asesoraron a la CIA en el diseño y la implementación de los “métodos coercitivos” para interrogar a sospechosos de terrorismo a partir de los atentados del 11 de setiembre de 2001. En 2005 fueron demandados por la aplicación de torturas a tres personas, una de las cuales murió como resultado del trato al que fue sometido. Los denunciaron los dos detenidos que sobrevivieron y la familia del que murió.

El caso llegaría a los tribunales y se convertiría en el primer juicio de este tipo en Estados Unidos, hasta la semana pasada, cuando los acusados llegaron a un acuerdo con los denunciantes por el que se comprometen a darles un resarcimiento económico. En ese convenio, los psicólogos reconocen el sufrimiento de las víctimas de la tortura, aunque no se hacen responsables por esto.

En un comunicado que emitieron en conjunto, los demandantes celebran que estos casos hayan salido a la luz. “Presentamos esta demanda buscando que alguien se responsabilizara por lo que nos sucedió y esperando que nunca nadie más tenga que soportar torturas y abusos, y creemos que hemos logrado nuestros objetivos”, dice el texto.