Era una sesión extraordinaria que la oposición convocó en bloque –ni siquiera se opusieron Ciudadanos ni el Partido Nacionalista Vasco, socios del PP–. El objetivo era uno y era claro: que Rajoy diera explicaciones sobre el caso de presunta financiación irregular del PP, por el que hace un mes tuvo que declarar como testigo ante el tribunal de la Audiencia Nacional. Sin embargo, el presidente español no mencionó ni una palabra al respecto: ni siquiera se lo escuchó decir “Gürtel”. En cambio, argumentó que en España hay problemas más importantes, y en ellos centró sus intervenciones.

“Contra la corrupción son más efectivas las reformas que los reproches”, defendió Rajoy en su comparecencia, que duró media hora. El mandatario dijo que lo de ayer fue convocado con la “excusa” de que no “asumió responsabilidades políticas” cuando declaró ante la Audiencia Nacional, ya que no hay ningún “nuevo elemento” en el caso que lo obligue a dar explicaciones. “Me niego a asumir responsabilidades políticas tal y como ustedes las demandan, porque el concepto de responsabilidad política que ustedes reclaman nada tiene que ver con la Constitución y sí mucho con sus urgencias políticas”, lanzó.

Después, hizo un repaso de todas las medidas de lucha contra la corrupción que aprobó su gobierno, y retó a los partidos opositores a que vuelvan a presentar una moción de censura si es que quieren desbancarlo del poder. “Los sistemas constitucionales modernos han establecido un instrumento para exigir la responsabilidad política del gobierno: la moción de censura”, recordó, a dos meses de que no prosperara, en junio, la que impulsó Unidos Podemos.

Más adelante, reprochó a la oposición que sus “prioridades” consistan en hablar “una vez más” en el Congreso de corrupción y no de temas “urgentes” como la lucha antiterrorista o el desafío independentista de Cataluña. “A la vista de los problemas y retos de España, no se entiende la necesidad de celebrar con carácter extraordinario un pleno sobre estos asuntos”, consideró, antes de acusar a las demás partidos de estar “enfermos de sectarismo” y tener un “celo inquisitorial”.

En la misma línea, el portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, agregó que es el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) –que impulsó la convocatoria de ayer– el que “ocupa el número uno del ranking en corrupción”.

Cuando fue el turno de la oposición, todos los representantes coincidieron en que Rajoy habló de todo menos de la trama Gürtel. “Nuevamente el PP y su presidente no han querido dar explicaciones a los ciudadanos. Rajoy no tiene credibilidad como presidente”, cuestionó en primer lugar Margarita Robles, portavoz del PSOE en el Congreso. En su opinión, el mandatario se “escudó en los grandes problemas de España” para no aportar nuevos datos sobre uno de los principales casos de corrupción que afectan al PP.

En tanto, el líder de Unidos Podemos, Pablo Iglesias, le dijo al presidente que “sólo un incompetente podía no saber lo que pasaba en su partido”. A la vez, aseguró que su formación “seguirá trabajando” para “echar” al PP del gobierno, sin hacer referencia a una posible segunda moción de censura. La vocera de Podemos en el Congreso, Irene Montero, agregó: “El PP está acosado por la corrupción, de ahí la necesidad democrática de que salga de las instituciones. El PP es plenamente consciente de ello, y hemos visto su preocupación en la intervención de Rajoy. Además de no rendir cuentas por la corrupción de su partido, no dice cuándo devolverán el dinero que han robado a los ciudadanos”.

Luego fue el turno del líder de Ciudadanos, Albert Rivera. “Usted ha dicho que contra la corrupción son más efectivas las reformas que los reproches, pero para hacer reformas hacen falta legitimidad y ganas. Usted no tiene”, le dijo a Rajoy, a quien ha respaldado en otras oportunidades. Además, recordó al resto de los partidos que el formato de sesión extraordinaria favorecía al presidente –no tenía límite de tiempo para hablar y tuvo derecho a dos turnos de réplica– y que era partidario de formar una comisión de investigación.