Se prevé que en las primeras horas de hoy la Justicia comience el escrutinio definitivo de los votos de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias en la provincia de Buenos Aires, donde un primer recuento de los votos mostraba una paridad sin antecedentes entre quienes apoyaron a la lista del macrismo y a la del kirchnerismo, dos sectores sin competencia interna. Con 95,68% de los votos escrutados, la alianza de gobierno, Cambiemos, con Esteban Bullrich como candidato a senador, recibió 34,19% de los votos, y la coalición liderada por la ex presidenta Cristina Fernández, Unidad Ciudadana, 34,11%. Así, el escrutinio de esta votación, que funciona como una encuesta para las legislativas del 22 de octubre, se detuvo en un momento en que muestra una levísima ventaja para el oficialismo.

El kirchnerismo acusó al gobierno de haber suspendido el recuento de votos de forma arbitraria para que no se redujera esa distancia de 0,08% que separa a ambos candidatos. “En un caso con una diferencia tan mínima no se puede plantear arbitrariamente la suspensión de la carga [de los datos al sistema de conteo] con 95% de las mesas cargadas. Fue caprichoso”, dijo ayer la diputada del Frente para la Victoria Teresa García, que secundó las críticas que Unidad Ciudadana ya había planteado el lunes en una conferencia de prensa y en un comunicado de la ex presidenta.

También la diputada Margarita Stolbizer reconoció la existencia de alguna situación fuera de lo normal, y dijo con ironía a Radio Mitre que “los tramposos de siempre se escandalizan con la picardía de Cambiemos”; criticó que Cambiemos, que “dijo ser diferente, hace lo mismo que los otros”.

Varios referentes del oficialismo han salido públicamente a asegurar que no se produjeron irregularidades y a acusar al kirchnerismo de hacer este tipo de acusaciones para no reconocer su derrota. “A lo mejor Cristina está decepcionada porque esperaba sacar más votos”, dijo ayer la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal.

La gobernadora también tuvo que responder a otra crítica kirchnerista. Los primeros datos arrojados el domingo daban una gran ventaja al candidato de Cambiemos, Esteban Bullrich, con 37% de los votos frente a 30% de Fernández. Con el avance del escrutinio, durante la madrugada, esa ventaja, que fue la mayor de toda la noche, se fue reduciendo e incluso llegó a ser de 0,01% antes de que se suspendiera el recuento. Dirigentes kirchneristas denunciaron que el gobierno intencionalmente computó primero los votos de circunscripciones que eran favorables a su candidato para que en el prime time televisivo y en la portada de la primera edición de los diarios del lunes se presentara una victoria contundente para Cambiemos que después no sería tal. De hecho, el búnker de Cambiemos estaba vacío y los globos y el confeti se estaban limpiando cuando el avance del escrutinio puso un signo de interrogación sobre la victoria de Bullrich. Desde Unidad Ciudadana, se calificó a estas manipulaciones –mediáticas y no de resultados– de un “golpe de efecto publicitario”.

Al ser cuestionada en Radio Mitre por los festejos del domingo, que daban la sensación de que el macrismo había ganado cuando no se conocían realmente los resultados, Vidal dijo que “en ningún momento” el oficialismo se declaró ganador, sino que manifestó su alegría porque hizo “una gran elección en términos de paridad”. Tal como lo está haciendo desde el domingo, Vidal arremetió contra Fernández: “A lo mejor la ex presidenta está decepcionada porque esperaba sacar más votos”. Además, dijo que “el escrutinio definitivo no puede dar una diferencia mayor de 1% para un lado o para el otro”.

La ex presidenta se mostró confiada en que su sector había ganado tanto en su discurso la noche del domingo como en el comunicado emitido el lunes. Otros candidatos de Unidad Ciudadana han planteado que las 1.500 mesas cuyos resultados todavía no se conocen corresponden mayoritariamente a zonas donde Fernández tiene un fuerte apoyo, y que por eso confían en una victoria.

En todo caso, en los discursos de los dirigentes kirchneristas se hace evidente la molestia ante la posibilidad de que, gracias a las dilataciones del gobierno, la victoria de Fernández sea informada solamente como una cuestión formal, en lugar de haber tenido la posibilidad de festejar la noche del domingo, cuando todo el país estaba atento a los resultados electorales.