El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sugirió que podría indultar al ex comisario Joe Arpaio, condenado en julio por desacatar las órdenes de la Justicia en un caso de discriminación racial hacia los conductores de origen hispano. En concreto, se negó a cumplir la sentencia de un juez que lo obligaba a dejar de parar a las personas por el color de su piel para “chequear” si eran inmigrantes irregulares.

Trump dijo ayer, en un acto en Arizona –el estado natal de Arpaio–, que no iba a anunciar el indulto “para no crear ninguna controversia”, pero que podía asegurar que el ex sheriff, de 85 años, iba “a estar bien”. También afirmó que lo condenaron simplemente “por hacer su trabajo”. Ante miles de personas que lo aplaudían en el Centro de Convenciones de Phoenix, el presidente preguntó: “¿A quién le gusta el sheriff Joe aquí?”.

Arpaio es conocido por sus operativos arbitrarios contra inmigrantes indocumentados en el condado de Maricopa, Arizona. Logró notoriedad pública en 1993 cuando estableció la polémica cárcel de la “Ciudad de las Carpas”, donde los presos cumplen sus condenas al aire libre y soportan las extremas temperaturas de esa región desértica.

Las declaraciones sobre Arpaio llegan días después de que activistas y políticos –demócratas y republicanos– acusaran a Trump de racismo por su reacción a los disturbios de Charlottesville entre supremacistas blancos y manifestantes de izquierda, y sus posiciones contrapuestas acerca de retirar de esa localidad la estatua del soldado Robert E Lee, símbolo del bando confederado en la Guerra Civil estadounidense, que era partidario de mantener la esclavitud. Trump dijo que la responsabilidad por la violencia desatada la tuvieron las dos partes y defendió los monumentos que representan al bando confederado.

El acto de ayer en Arizona no estuvo desprovisto de indirectas que, para muchos, resultaron forzadas. Por ejemplo, el primero en hablar fue Ben Carson, secretario de Vivienda y único negro en el gabinete estadounidense, seguido de Alveda King, la sobrina del mismísimo Martin Luther King. Además, atrás del mandatario, se veía en la transmisión televisiva a un hombre negro con una remera que decía: “Trump y los republicanos no son racistas”.