Cinco días después de los atentados en Cataluña, los detenidos dieron su versión de los hechos por primera vez. El testimonio que brindó más información sobre la manera de operar de la célula terrorista fue el de Mohamed Houli Chemlal, el único que sobrevivió a la explosión de la casa de Alcanar en la que los yihadistas fabricaban bombas. La suya fue la primera declaración ante el juez Fernando Andreu en la Audiencia Nacional, donde fue interrogado durante una hora.

Según informaron fuentes judiciales a distintos medios de España, Houli confesó que, junto a sus compañeros, preparaban un atentado mayor con explosivos contra varios “monumentos e iglesias” de Barcelona, aunque no mencionó ningún objetivo particular. Además, el joven de 22 años señaló al imán de Ripoll como el máximo responsable del grupo y dijo que, de no ser por la inesperada explosión en Alcanar, el religioso se hubiera inmolado en un ataque la semana pasada. Finalmente, agregó que él tenía la intención de llevar a cabo los atentados durante la noche, para que dejaran menos víctimas.

También aportó nuevos datos Driss Oukabir, el hombre de 28 años que el jueves se presentó en la comisaría de Ripoll para denunciar que su hermano Moussa, abatido por la Policía en Cambrils, le había robado la documentación que fue usada para alquilar la camioneta que atropelló a decenas de personas en Barcelona. Oukabir cambió su relato y, ayer, admitió que él mismo la alquiló, pero que creía que se iba a usar para una mudanza. Después comparecieron Mohamed Aallaa, el dueño del auto interceptado en Cambrils, y, finalmente, Salah el Karib. Las cuatro historias coincidieron, en líneas generales, y son compatibles con la reconstrucción de los hechos que hicieron los Mossos d’Esquadra. La Fiscalía pidió prisión sin fianza para los cuatro por los delitos de integración a una organización terrorista, asesinato, estragos y tenencia de explosivos.

Todos, de manera contundente, responsabilizaron al imán por los ataques en Barcelona y Cambrils. También los familiares de los terroristas lo culpan de haber “radicalizado” en poco tiempo a un grupo de jóvenes de origen marroquí que estaban totalmente integrados a la sociedad catalana y no tenían antecedentes penales, según contaron a distintos medios españoles. Sólo Driss Oukabir estaba fichado por la Policía: en 2012, estuvo preso un mes por un caso de abuso sexual.

Otro dato nuevo llegó desde Francia. Ayer, el ministro del Interior de este país, Gérard Collomb, confirmó que varios de los yihadistas implicados hicieron un viaje “extremadamente rápido” a París, supuestamente para “trabajar”, la semana anterior a los atentados. Insistió, además, en que los servicios secretos franceses no tenían vigilados a los miembros de la célula ya que eran “exclusivamente españoles” y no aparecían en la lista de posibles terroristas. Agregó que, durante su pasaje por la capital francesa, los hombres fueron detenidos por exceso de velocidad. El diario Le Parisien informó que esto ocurrió el sábado 12 en el departamento de Essone y que había cuatro personas en el auto, y el ministro ratificó esa información. De acuerdo con Le Parisien, el vehículo en el que iban fue el mismo que se utilizó en el atentado de Cambrils.

En tanto, las autoridades marroquíes detuvieron ayer en la localidad de Nador a un primo de los hermanos Oukabir, por un delito de exaltación del terrorismo. La hipótesis que manejaban ayer era que este hombre, de 28 años, es el enlace entre la célula que perpetró el atentado en Barcelona y el grupo yihadista Estado Islámico (EI), que reivindicó su responsabilidad horas después del ataque. El canal marroquí 2M reportó que el sospechoso también vivió en Ripoll, está “fuertemente radicalizado”, declaró su lealtad a EI y preparaba “varios atentados”, entre ellos uno contra el edificio de la Embajada de España en Rabat.

Funcionarios antiterroristas de Marruecos afirmaron que se trata del segundo detenido en este país vinculado con la célula dirigida por Es Satty. Del primero sólo trascendió que tiene 34 años y que fue arrestado en Uxda, al noreste del país. De esta manera, ya son seis los detenidos en relación con este caso.

Mientras las autoridades catalanas hacen encajar las piezas del rompecabezas, activistas denunciaron muestras de xenofobia contra la comunidad musulmana. Apenas dos días después de los atentados, las paredes de una mezquita situada en Tarragona –la provincia de la que es parte Cambrils– amanecieron con una pintada que exponía: “Van a morir, putos moros”. Algo similar ocurrió hace unos días en Sevilla, donde una mezquita apareció con mensajes que decían “Stop islam” o “Moro que reza, machete en la cabeza”. En Madrid, otro templo musulmán quedó cubierto con frases como “Muerte al islam” y “Dios con nosotros”. En este último caso, los responsables también dejaron tirada una cabeza de cerdo en la puerta, una práctica que se ha replicado después de otros atentados como el de Manchester en mayo y los de París en 2015. En las redes sociales, además, varios musulmanes residentes en España han denunciado que se sienten “inseguros” cada vez que salen a la calle.