Empezó el proceso cubano que en febrero de 2018 culminará con la elección del nuevo presidente del país y sucesor de Raúl Castro. El candidato con más chances de ocupar ese cargo es el actual primer vicepresidente cubano, Miguel Díaz-Canel, aunque todavía no ha habido un anuncio oficial del gobernante Partido Comunista Cubano (PCC).

Las próximas elecciones son especiales porque, por primera vez en 51 años, el futuro presidente no pertenecerá a la familia Castro. Para algunos analistas, esto marcará el final de una era y el comienzo de una nueva generación que podría cambiar el rumbo de la isla. Sin embargo, para otros, la renovación será tan sólo simbólica porque, al menos hasta 2022, Raúl Castro seguirá controlando las Fuerzas Armadas del país y el buró político del PCC, su máximo órgano de dirección.

En medio de este panorama surge el nombre de Díaz-Canel, un ingeniero de 57 años que fue designado primer vicepresidente de Cuba en 2013 y ahora suma puntos para suceder a Castro. En los últimos meses, Díaz-Canel asumió un perfil cada vez más alto con visitas a los países aliados más importantes, como Rusia y Venezuela, y reiteradas apariciones en la prensa oficial. Fue así especialmente desde la muerte de Fidel Castro, en noviembre de 2016. También ha recibido halagos del presidente, quien ni bien asumió su segundo mandato anunció que, al terminarlo, se jubilaría.

Díaz-Canel nació en la provincia cubana de Villa Clara, en el centro del país. En 1982 se graduó como ingeniero electrónico y hasta 1985 hizo el servicio militar obligatorio. Ese mismo año, empezó a dar clases en la Universidad Central de Las Villas e ingresó a la Unión de Juventudes Comunistas, organización que dirigió durante varios años. Ese era el comienzo de una carrera de militancia en la que no paró de ascender. En 1994, Díaz-Canel fue designado primer secretario del Partido Comunista de Villa Clara y en 2003 ocupó el mismo puesto en la provincia de Holguín. También ese año, fue electo miembro del buró político del partido, por iniciativa del propio Fidel. En mayo de 2009, Raúl Castro lo nombró ministro de Educación Superior, cargo desde el cual inició una serie de reformas importantes en el sector universitario. Tres años después, asumió como vicepresidente del Consejo de Ministros.

A principios de 2013, fue electo primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, sustituyendo al histórico dirigente José Ramón Machado Ventura, quien había cedido su puesto “en favor de la promoción de la nueva generación”.

Para algunos expertos en finanzas, Díaz-Canel es un reformista que podría buscar vías de desarrollo y profundizar las medidas de apertura económica emprendidas por Raúl Castro, sin olvidar sus raíces comunistas. Entre esas medidas están las de descentralizar la economía y la toma de decisiones en las empresas estatales, además de terminar con la dualidad monetaria, legalizar la pequeña y mediana empresa y otorgar licencias de exportación.

También es de esperar que, de llegar a presidente, el ingeniero promueva reformas culturales. Cuando estuvo al frente del gobierno de Villa Clara, Díaz-Canel permitió una vida cultural y una tolerancia raras en otras partes de la isla, como convenciones nacionales de tatuajes y festivales de rock. Además, durante su gestión tuvo lugar en la ciudad de Santa Clara la apertura del centro cultural El Mejunje, el primer local en acoger espectáculos de travestis en Cuba.

A principios de año, se barajaba la posibilidad de que el hijo mayor de Raúl, Alejandro Castro, aspirara a la presidencia. Sin embargo, su hermana Mariela dijo en mayo que “ningún Castro volvería a gobernar en Cuba”. De todas formas, al no haber tenido lugar un anuncio oficial, ninguna opción se descarta.

En etapas

El proceso electoral empezó el lunes 4 con la nominación de los candidatos a las elecciones municipales, que tendrán lugar en octubre. Estos candidatos son elegidos en más de 45.000 asambleas barriales que se realizarán hasta el sábado 30 en todo el país. Se trata de la única instancia en la que el pueblo cubano elige directamente representantes. Según los datos oficiales, hay cerca de 35.000 aspirantes a delegados para los 168 municipios de la isla. Quienes se postulan no tienen por qué pertenecer al PCC –el único legal en el país–, aunque la mayoría apoya al gobierno.

Para quienes no lo hacen el panorama es más complicado. Muchos opositores independientes han intentado sin éxito participar en el proceso en los últimos 30 años. Este año, 175 disidentes han manifestado su intención de presentarse y probar suerte, según información relevada por la agencia de noticias AFP. Sólo el movimiento llamado Otro18 está preparando a unos 160 candidatos, que entre otras cosas exigen reformas y transparencia gubernamental. El portavoz de Otro18, Manuel Cuesta Morúa, dijo en una entrevista reciente que sus candidatos sufrieron acoso y amenazas por parte de las fuerzas de seguridad para que se retiren de la contienda.

El PCC negó lo dicho por Cuesta Morúa e insistió en que el gobierno no interviene en las elecciones. Sin embargo, un video de Díaz-Canel que circuló en las redes sociales en febrero sugería lo contrario. Allí se escucha al dirigente afirmar: “Hay seis proyectos que están orientados a las elecciones de 2018, que buscan postular a gente contrarrevolucionaria como candidatos a delegados del Poder Popular [la Asamblea Nacional] [...] Ahora estamos dando todos los pasos para desacreditar eso”.

De los elegidos en la votación de octubre saldrá la mayoría de los candidatos a las elecciones provinciales y a las generales, que tendrán lugar en febrero. En estas últimas se elegirá, con un mandato de cinco años, a los diputados de la Asamblea Nacional, que a su vez son los encargados de nombrar al presidente del país.