El Partido Nacional de Nueva Zelanda, que gobierna desde 2008, ganó las elecciones del sábado pero deberá pactar con otras organizaciones políticas para mantenerse en el poder. Según los resultados preliminares publicados por la Comisión Electoral, el partido del primer ministro, Bill English, obtuvo 46% de los votos, lo que le daría 58 de los 120 escaños del Parlamento. Su mayor rival, el socialdemócrata Partido Laborista, liderado por Jacinda Ardern, logró 36% de los votos, que se traducirían en 45 escaños.
En este escenario, jugaría un rol fundamental la formación nacionalista y antiinmigrante Nueva Zelanda Primero, que alcanzó 7,5% de los votos y obtendría nueve escaños en el Parlamento. El líder de este partido, Winston Peters, se reunió ayer con English para empezar a buscar opciones de gobierno. Sin embargo, no se descarta que Nueva Zelanda Primero pueda aliarse con los laboristas –que formarían un bloque con el Partido Verde, que obtuvo 5,8% de votos y siete escaños–, ya que, en el pasado, Peters ha formado alianzas con ambos partidos neozelandeses. Si esto pasara, el bloque de Ardern alcanzaría 62 escaños, uno más que los que se necesitan para formar gobierno.
Con la pelota en la cancha de los nacionalistas, la situación se presenta impredecible. Por lo pronto, Peters adelantó que anunciará su decisión el 12 de octubre, después de que se conozcan los resultados definitivos.