Las dos principales organizaciones políticas españolas tomaron posición contra el referéndum independentista catalán convocado para el domingo. El gobernante Partido Popular (PP) hace hincapié en la defensa de las normas y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) apunta a buscar otras fórmulas, que impliquen un mayor reconocimiento de la diversidad de España pero la mantengan unida.

Días atrás, en Barcelona, Ferran Pedret i Santos, diputado y portavoz adjunto del Partido Socialista Catalán en el Parlament, expuso sus argumentos contra la iniciativa independentista catalana en un encuentro con varios medios de América del Sur, entre ellos la diaria. Explicó que su partido, que está vinculado con el PSOE desde su creación, se considera federalista e internacionalista, y no cree que cada nación tenga que aspirar a construir su propio Estado o que los estados “sólo sean capaces de soportar una única nación cultural en su seno”. En cambio, cree “en la necesidad e incluso en la bondad intrínseca de organizar estructuras políticas al margen de las identidades”, pese a reconocer la complejidad de estas últimas. “Apostamos por estados plurinacionales y creemos que la mejor forma que existe para articular esa realidad plural, tanto en el caso de España como de Europa –y puestos a soñar, del mundo– es una estructura política de tipo federal”, concluyó.

Consultado acerca de qué tan próxima se encuentra esa España federal, Pedret respondió: “Nosotros nunca hemos prometido que sea una cuestión fácil. El nacionalismo catalán es transversal ideológicamente, como por desgracia también lo es el nacionalismo español, que existe, aunque a menudo los nacionalismos de Estado tienen como característica general negar su propia existencia. Desde el Partido Comunista hasta el Partido Popular, uno puede encontrar posiciones que se podrían calificar de nacionalismos españoles”.

A su entender, el principal problema en Cataluña “no es de relacionamiento con el resto de España –incluso admitiendo que pueda existir ese problema– sino de desigualdades”. Por eso, dijo, “a partir de un mal diagnóstico, el movimiento independentista ofrece algo” que a los socialistas les parece “una falsa solución”. Consideró que se promete un país nuevo, pero que esto no llega necesariamente con un Estado nuevo, “si no cambia el modo de producción, no cambia la correlación de fuerzas, la distribución de la riqueza”.

“Uno puede proyectar sobre ese nuevo Estado los deseos de mejora que puedan existir”, dijo Pedret, pero “el problema es que esos deseos son muy heterogéneos, porque coinciden en defender la independencia de Cataluña fuerzas políticas que son antagónicas en lo económico y social”, y “en el movimiento independentista no son hegemónicas las formaciones políticas de izquierdas”.

Pedret destacó también que entre las fuerzas independentistas hay partidos que gobernaron Cataluña durante muchos años. “Quiero decir que no somos en ningún caso una nación oprimida, que deba hacer uso del derecho de autodeterminación como último recurso para remediar una situación de explotación, de opresión, de ocupación militar”, agregó. “Tenemos un Estado de derecho, una democracia, con todas las deficiencias de las democracias de su entorno”, concluyó el dirigente socialista.

Consultado sobre la responsabilidad de los grandes partidos españoles en esta situación, mencionó que cuando el PSOE dejó el gobierno de España, el apoyo a la independencia se acercaba a 12% y que ahora, seis años después, ronda el 40%, según sus números. “Ahí la actitud del PP tiene algo que ver, es una actitud muy cerrada”, dijo, pero aclaró que “España no es el PP” y que “es tan plural y diversa como puede serlo Cataluña en sí misma”.

También cuestionó una “falsa dicotomía” que a su entender plantea la consulta independentista del domingo. “Hacer votar en un referéndum sobre la secesión simplemente con un Sí o un No, y por lo tanto plantearlo como si las opciones disponibles fueran quedarse como estamos o romper con todo, hace desaparecer un montón de posibilidades y acuerdos del abanico de lo posible políticamente. Nosotros proponemos un acuerdo de tipo federal, pero habrá otras posibilidades encima de la mesa, desde mejoras de la financiación y el autogobierno de Cataluña hasta cualquier otra”.

Pedret consideró además que “si uno pretende producir un resultado tan trascendente como la separación de una parte de un territorio de un Estado democráticamente constituido, debe contar con un consenso básico sobre la legitimidad, la licitud del mecanismo por el cual pretende obtener ese resultado”, porque, de lo contrario, “uno no puede esperar implementar ese resultado contra el parecer de una buena parte de la población”.

Por su parte, el gobierno de España insiste en el respeto a las leyes. En una declaración reciente, el presidente Mariano Rajoy manifestó que las fuerzas de seguridad, la fiscalía y los tribunales “están defendiendo los derechos de todos los españoles, incluidos los catalanes, frente a quienes quieren liquidarlos”. Insistió en que “nadie puede pretender situarse por encima” de las leyes, y dijo que el referéndum independentista fue aprobado en el Parlamento de Cataluña, “vulnerando las más elementales normas parlamentarias, acallando a los grupos de oposición y desoyendo las advertencias sobre su legalidad de las propias instituciones de Cataluña”, así que “es, desde su inicio, radicalmente antidemocrático”. Rajoy pidió a los independentistas: “No sigan adelante”.