El bloque conservador que lidera la canciller alemana, Angela Merkel, y que está formado por la Unión Cristianodemócrata (CDU) y la Unión Socialcristiana bávara (CSU), ganó las elecciones de ayer, según muestran los sondeos a boca de urna. Pero el panorama es complicado porque necesitará formar una coalición para gobernar y su socio más reciente, el Partido Socialdemócrata (SPD), ya descartó la renovación de esa alianza.
Los diarios de todo el mundo titulaban ayer por el mismo lado: Merkel lo hizo otra vez. La indiscutible líder de la CDU ocupará por cuarta vez consecutiva la jefatura de gobierno de Alemania aunque, esta vez, su apoyo parece haber caído. Si bien se espera que el Comité Electoral Federal anuncie hoy los resultados definitivos, al cierre de esta edición las tendencias ya estaban marcadas por varias encuestas a boca de urna.
De acuerdo con el estudio de la cadena pública ARD, la alianza CDU-CSU ganó las elecciones con 33% de los votos, casi nueve puntos menos que los que obtuvo en 2013. En segundo lugar quedó el SPD del candidato Martin Schulz que, con 20,6% de los sufragios, logró el peor resultado de su historia.
En tanto, los ultraderechistas de Alternativa para Alemania (AfD) recabaron 13% de los apoyos –siempre según el mismo sondeo– y celebraron así su estreno en el Parlamento, donde se erigirán como tercera fuerza política y la segunda de la oposición. AfD se convertiría, también, en el primer partido ultraderechista en entrar en el Parlamento desde la Segunda Guerra Mundial.
Unos minutos después de conocerse los sondeos, en una breve conferencia de prensa, Schulz habló de un día “difícil y amargo para la socialdemocracia” y reconoció que su partido “falló” al no haber logrado “convencer” a su base electoral tradicional. También anunció que el SPD volverá a la oposición para “renovarse”, con lo que dejó claro que no pactará de nuevo con Merkel.
Esta decisión deja a la canciller frente a una sola opción posible para gobernar: la de constituir un inédito tripartito con el Partido Liberal y Los Verdes, formaciones que ayer quedaron en cuarto (10%) y quinto lugar (9%), respectivamente, según los sondeos.
El que empieza ahora no va a ser un proceso corto ni fácil para el oficialismo alemán. El líder de los liberales, Christian Lindner, advirtió ayer que no se dejarán presionar para entrar en un gobierno “sólo porque el SPD, por razones tácticas, se pase a la oposición”. Por su parte, la candidata de Los Verdes, Katrin Göring-Eckardt, dejó claro que no serán “un socio fácil”. Una alianza con estos dos partidos podría obligar al bloque CDU-CSU a girar más hacia el centro.
Merkel reconoció ayer que hubiera deseado un mejor resultado, pero dijo que su partido había recibido “el encargo de volver a formar gobierno” y que asumirá esa responsabilidad “en diálogo sereno con otros socios”. Más adelante, en una entrevista televisiva, le pidió a Schulz que espere al menos hasta tener los resultados oficiales para rechazar una nueva coalición con ella.
Por otro lado, la canciller prometió que intentaría “reconquistar” a los votantes de AfD, que en los últimos años creció en apoyo con un discurso euroescéptico y xenófobo, en contra de la política de Merkel frente a la crisis de los refugiados.
El candidato de la AfD, Alexander Gauland, aseguró ayer que, gracias al lugar que tendrán en el Parlamento, su partido “recuperará” el país y “a su pueblo”. A la vez, consideró que si su formación logró ser la tercera más votada es gracias al “idealismo” de quienes la apoyan. Agregó: “Lo que piensa la gente en la calle volverá a tener un lugar en el Bundestag”.