Como consecuencia del terremoto del martes en México, murieron 319 personas, informaron las autoridades de ese país. Con esta nueva cifra, asciende a 421 la cantidad de fallecimientos causados por terremotos en México este mes: el del 7 de setiembre, de magnitud 8,2 en la escala de Richter, el del 19, de 7,1, y el del sábado, de 6,1. En Ciudad de México murieron 181 personas y más de 40 siguen desaparecidas. Se teme que también estas últimas hayan muerto, ya que la posibilidad de rescates con vida es cada vez menor.

El terremoto del sábado no dejó víctimas fatales por acción directa, aunque sí hubo dos personas que murieron por infartos mientras estaba sucediendo, al parecer por crisis nerviosas. Entre los expertos hay dudas sobre si se trató de un terremoto en sí mismo o de una réplica muy fuerte del que afectó a México el martes. En todo caso, el mayor impacto de este movimiento telúrico estuvo en las edificaciones ya debilitadas por los sismos previos, algunas de las cuales terminaron de derrumbarse. Estos últimos derrumbes amagaron con terminar con las últimas esperanzas de que hubiera sobrevivientes bajo los escombros, pero los equipos de búsqueda siguen trabajando en las zonas más afectadas.

Las tareas de rescate y la colaboración con los afectados – sobre todo en cuanto a vivienda y alimentación– han quedado mayoritariamente en manos de voluntarios, que han reaccionado rápidamente autogestionándose para obtener los mejores resultados. Por otra parte, organizaciones civiles y hasta empresas comerciales se han lanzado a hacer campañas para pedir a la gente que acuda a colaborar e indicar cómo pueden hacerlo, mientras que en algunos barrios grupos de vecinos se han organizado para agradecer a los voluntarios dándoles comida, bebida y hasta regalos.

El presidente Enrique Peña Nieto está visitando las zonas afectadas por los distintos sismos y el sábado manifestó que el Estado y los gobiernos locales están haciendo todo lo posible para brindar soluciones. Los testimonios recogidos por los medios de comunicación locales y las agencias internacionales dan cuenta de que las personas afectadas están desconformes con la actuación gubernamental. Algunos de esos testimonios hacen hincapié en que los políticos buscan aprovechar esta situación para hacer campaña con miras a las elecciones presidenciales de 2018.