Las protestas contra el gobierno de Hasan Rohani continuaron ayer en varias ciudades, en particular en Teherán, la capital iraní, y en Isfahan, una ciudad situada en el centro del país. Las autoridades respondieron con un despliegue policial que generó más enfrentamientos y mayor represión.

En este contexto murieron en Isfahan nueve personas: un policía, un integrante de la Guardia Revolucionaria Islámica, seis civiles que intentaban ocupar una comisaría en la localidad de Qahderijan y un niño de 11 años que según agencias internacionales recibió accidentalmente el disparo de un manifestante.

Por otra parte, la Policía informó ayer que entre el sábado y el lunes fueron arrestadas 450 personas sólo en Teherán, a las que se suman los detenidos en otras ciudades que permanecen en prisión. Se estima que en total hay más de 1.000 detenidos. Acerca de aquellos que fueron arrestados en la capital, el viceministro del Interior, Hossein Zolfaghari, dijo que 90% tiene menos de 25 años.

Ayer se pronunció sobre las manifestaciones el líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, que al igual que el gobierno responsabilizó a los adversarios de su país por las manifestaciones. “En los últimos días, los enemigos se aliaron [...] para crear disturbios en la República Islámica”, dijo en una breve comparecencia televisada. En la misma línea, el Ministerio de Inteligencia manifestó en un comunicado que “las concentraciones de los últimos días” permitieron “la presencia de algunos elementos sospechosos y violentos para provocar agitaciones y revuelos que han causado daños humanos y materiales”.

Por su parte, el presidente del Tribunal Revolucionario de Teherán, parte del Poder Judicial iraní, Musa Ghazanfarabadi, dijo que los líderes de las movilizaciones serán declarados culpables de delitos de atentado contra la seguridad nacional y “enemistad con Dios”, ambos penados con la pena de muerte, informó la agencia de noticias Efe.

Además, a lo largo del día de ayer se desplegaron movilizaciones a favor de Rohani en algunas ciudades iraníes, en las que se responsabiliza a “agentes extranjeros”, “enemigos del islam” e “ignorantes” por las protestas, informó el diario español El País.

“Las libertades que están consagradas en la Carta de la Organización de las Naciones Unidas [ONU] están siendo atacadas en Irán”, aseguró ayer la embajadora de Estados Unidos ante la organización internacional, Nikki Haley. Lo hizo mientras pedía que se reunieran de forma urgente los consejos de Seguridad y de Derechos Humanos de la ONU. Por su parte, el presidente estadounidense, Donald Trump, dijo que “el pueblo de Irán por fin está actuando contra el brutal y corrupto régimen iraní” y advirtió: “¡Estados Unidos está vigilando!”.

Así como el domingo Rusia pidió públicamente a otros países que no intervinieran en la situación “interna” de Irán, ayer lo hizo Turquía, en un comunicado de su cancillería en el que también consignó que el gobierno iraní “debe evitar la violencia y las provocaciones” porque las personas “tienen derecho a manifestarse pacíficamente”.