El Ministerio de Transporte chino informó ayer que existen riesgos de que un buque petrolero iraní que se accidentó el fin de semana en el Mar de China Oriental explote o se hunda. Cualquiera de esos hechos podría desencadenar la catástrofe medioambiental más grande de los últimos 25 años.

El petrolero iraní Sanchi continuaba ayer prendido fuego en las costas de China, cuatro días después de haber chocado contra un buque de carga de Hong Kong. El accidente tuvo lugar en el Mar Oriental de China, específicamente al este del estuario del río Yangtsé, a 250 kilómetros de Shanghái. Desde el sábado, 13 barcos de rescate están trabajando en la zona para buscar a 31 personas desaparecidas, según informó el Ministerio de Transporte chino.

Inicialmente, había 32 tripulantes desaparecidos –30 ciudadanos de Irán y dos de Bangladesh–, pero las autoridades explicaron que el lunes fue rescatado el cuerpo sin vida de una persona, por lo que el número de desaparecidos descendió. En cambio, los 21 tripulantes del barco de Hong Kong –que transportaba 64.000 toneladas de cereal desde Estados Unidos hasta la provincia china de Cantón– fueron rescatados ilesos.

Además del envío de embarcaciones de rescate, las autoridades chinas desplegaron tres barcos más para limpiar las aguas contiguas. Corea del Sur y Estados Unidos también enviaron aviones y embarcaciones a la zona para ayudar con las tareas.

El gobierno chino aseguró ayer, después de horas de guardar silencio sobre la situación, que efectivamente existen riesgos de que el buque iraní –que estaba registrado en Panamá– explote o se hunda. Hasta el momento, las autoridades confirmaron que se derramó petróleo en el mar, pero todavía no dieron detalles sobre la cantidad. Lo que sí sabe es que el barco transportaba 136.000 toneladas de petróleo refinado, lo que equivale a un millón de barriles. Si todo ese crudo terminara en el mar, China podría enfrentar la contaminación más grande del mundo de las últimas décadas.

Por su parte, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Lu Kang, aseguró que las autoridades investigan lo acontecido para esclarecer las causas del accidente.

El Ministerio de Transporte advirtió que las labores de rescate son extremadamente delicadas debido a que el gas tóxico del incendio podría perjudicar la salud de las personas que se encuentran en la zona. A esta situación adversa se suman las malas condiciones meteorológicas, en una región azotada desde hace días por lluvias persistentes y vientos fuertes que están ocasionando olas de hasta cuatro metros de altura.

Mientras tanto, organizaciones de defensa del medioambiente están preocupadas por las consecuencias que podría tener el incidente. Un activista de la filial de Greenpeace en Asia Oriental, Rashid Kang, manifestó el lunes en un comunicado: “Estamos preocupados por el posible impacto ambiental que podría causar la fuga del buque que contenía casi 42 millones de galones de petróleo crudo. Ya está en marcha un procedimiento de limpieza y supervisaremos su progreso”. En paralelo, la organización dijo a la agencia de noticias Efe que está tratando de conseguir más información vía satélite para hacer un balance de la situación.

Se trata del choque más grave de un barco con tanta cantidad de petróleo desde enero de 1993, cuando el petrolero danés Maersk Navigator, que transportaba unas 255.000 toneladas de crudo, se incendió y luego chocó con el japonés Sanko Honor. En ese entonces, se vertieron al mar 25.000 toneladas de combustible. El resto se quemó.