El economista jefe del Banco Mundial, Paul Romer, reconoció que la entidad modificó los datos del ranking de competitividad empresarial de Chile por “motivos políticos” durante 2006, año en el que Michelle Bachelet asumió su primer mandato como presidenta. En respuesta, el gobierno chileno calificó la maniobra del organismo internacional de inmoral, aseguró que “daña su credibilidad” y pidió una “completa investigación” al respecto.

Todas las miradas están puestas sobre el Banco Mundial desde que, el viernes, su economista jefe reveló en una entrevista con el diario estadounidense The Wall Street Journal que el organismo manipuló los datos del país en el ranking Doing Business de 2006.

Según detalló el periódico, el Banco Mundial cambió la metodología de medición para mostrar un indicador más bajo durante el gobierno de Bachelet, mientras que “constantemente subía durante el gobierno de [Sebastián] Piñera”, su predecesor y ahora presidente electo. En sus declaraciones, Romer explicó que, en 2014 –cuando Bachelet comenzó su segundo mandato–, se agregaron nuevos factores a la metodología con la que se elaboraba este ranking de competitividad empresarial, lo que ocasionó una nueva caída del índice. El economista consideró que ese desplome fue provocado por los nuevos componentes agregados, y “no por los cambios en el ambiente empresarial chileno”. Agregó que, en realidad, esos cambios metodológicos “parecen haber sido impulsados por motivos políticos”. “Por todo lo que medimos antes”, concluyó, “las condiciones de negocios no empeoraron durante la administración de Bachelet”.

Romer pidió disculpas a Chile por la “mala impresión” que causaba la entidad al revelar esta información y admitió que “fue su culpa” porque el organismo “no dejó las cosas lo suficientemente claras”. Además, prometió que se corregirán los datos y recalcularán los rankings nacionales de competitividad, remontándose al menos cuatro años atrás.

Aunque Romer se declaró culpable, todos señalan como responsable al economista boliviano Augusto López-Claros, actual director de Indicadores Globales y Análisis del Banco Mundial y encargado de realizar el informe Doing Business. López-Claros se defendió rápidamente y ayer aseguró, en un correo electrónico enviado a la agencia de noticias estadounidense Bloomberg, que las acusaciones de manipulación política son “totalmente sin mérito”. El economista boliviano insistió, a la vez, en que todo el proceso se realizó “en un contexto de transparencia y sinceridad”. También explicó que el reciente descenso en las clasificaciones de Chile se debió a que otros países intensificaron sus esfuerzos por atraer inversión. “Entre 2014 y 2017 Chile introdujo dos reformas, mientras que México introdujo ocho y Colombia seis”, expuso a modo de ejemplo.

Por otro lado, al ser consultado sobre sus posibles vínculos con Piñera en una entrevista con el diario chileno El Mercurio, López-Claros se limitó a responder: “No lo conozco”.

Unas horas después de que se conocieran las declaraciones de Romer, el Banco Mundial divulgó un comunicado en el que negó cualquier sesgo político en sus informes. “Doing Business se realiza a través de un riguroso proceso de consulta, donde nuestra junta directiva, los países en lo individual, profesionales, académicos y el personal de todo el Grupo Banco Mundial pueden aportar comentarios”, dice el documento. “Los indicadores se basan en datos duros, como las tasas impositivas reales y la legislación aprobada, y están sujetos a validación interna y externa. Los datos objetivos no están sujetos a influencias políticas”, remata.

A pesar de esto, el organismo aseguró que “en vista de las preocupaciones expresadas” por Romer, comenzará un proceso de revisión de los reportes pasados y volverá a publicar los rangos, sin las modificaciones de la metodología.

La presidenta Bachelet calificó la situación de muy preocupante, en un mensaje en Twitter. “Más allá del impacto negativo en la ubicación de Chile [en el ranking], la alteración daña la credibilidad de una institución que debe contar con la confianza de la comunidad internacional”, manifestó. Más tarde, en otro tuit, la mandataria anunció que pedirá a la entidad internacional una “completa investigación”, dada la “gravedad de lo sucedido” y porque los “rankings que administran las instituciones internacionales deben ser confiables, ya que impactan en la inversión y el desarrollo de los países”.

Unas horas antes, en un tono más duro, el ministro de Economía chileno, Jorge Rodríguez Grossi, describió la maniobra con los datos del ranking de competitividad del Banco Mundial como una “inmoralidad pocas veces vista”.

Si bien opinó que la declaración de Romer fue “muy franca y honrada”, el titular de Economía denunció que “revela un escándalo de proporciones, porque lo que señala es que habría sido manipulada por el economista a cargo de su construcción [López-Claro], de manera de hacer ver un deterioro económico durante el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, con intenciones básicamente políticas”. En este sentido, Rodríguez Grossi dijo que espera que “la corrección del índice sea rápida”, aunque aclaró que “el daño ya ha sido hecho”.