Antes de que empiece su gobierno, Sebastián Piñera ya recibió críticas por su planificación en el área social y educativa. Alfredo Moreno y Gerardo Varela seguramente sean los nombres que reúnan más rechazos durante el futuro gobierno, ya que se encargarán de los ministerios de Desarrollo Social y Educación, respectivamente. No se queda atrás Isabel Plá, que será la ministra de Mujer y rechaza el aborto para todos los casos.

Las generalidades del gabinete de Piñera eran las esperables: estará integrado por 16 hombres y siete mujeres, todos son profesionales de relativo éxito en el área privada y cumplen con el estereotipo del chileno de clase alta. En cuanto a la distribución partidaria, la mayoría (11) son independientes, un recurso que Piñera ya utilizó en su anterior gestión (2010-2014) y que le permite tener una injerencia política casi exclusiva sobre los ministros, que no tendrán presiones de sus partidos políticos. La marca de la ultraconservadora Unión Demócrata Independiente, la primera en impulsar la candidatura del futuro presidente, se hace sentir, ya que tiene seis ministerios, uno más que Renovación Nacional, el partido al que perteneció Piñera. Evolución Política, el tercer integrante de la coalición Chile Vamos, cuenta con dos representantes.

Seis de los integrantes del gabinete ya integraron el Ejecutivo durante el anterior período de gobierno del chileno, entre ellos el ministro del Interior, Andrés Chadwick, y el de Hacienda, Felipe Larraín, así como la portavoz Cecilia Pérez. Las sorpresas estuvieron en los cambios de algunos de los que regresan: Alfredo Moreno, quien fue canciller, será responsable de Desarrollo Social y el escritor Roberto Ampuero, que fue titular de Cultura, asumirá el Ministerio de Relaciones Exteriores.

Estos últimos son dos de los nombres que generaron más polémica después del anuncio. De Ampuero se criticó su falta de experiencia en la diplomacia en un país que usualmente tiene a funcionarios de carrera, técnica y política, al frente de su cancillería. De Moreno, sus ideas con respecto a la educación, que se ha encargado de difundir desde la dirección de la organización civil Fundación para el Progreso y en sus columnas en el diario El Mercurio. “Lo peor que ha hecho este gobierno [en referencia al de Michelle Bachelet] es negar a la educación su naturaleza de bien económico, limitar la autonomía de las universidades, impedir su correcto financiamiento, desincentivar la competencia y regalar plata a los universitarios”, aseguró en una de sus columnas, que fueron repasadas por el diario La Tercera. Moreno enfrentó directamente los movimientos estudiantiles y los argumentos de sus ex dirigentes, varios de ellos ahora diputados, al asegurar que la solución para la educación “no es la gratuidad ni la prohibición del lucro, menos de la selección y del copago”, sino “cómo seguir atrayendo inversiones, competencia y talento”. Las críticas a la designación de Moreno llegaron desde los movimientos estudiantiles, las gremiales de docentes y funcionarios de la educación, y los políticos del oficialismo y del Frente Amplio.

La diputada de Nueva Mayoría Karol Cariola consideró que esto demuestra que Piñera “le mintió al país” cuando prometió continuar con los avances en gratuidad que impulsó el gobierno de Bachelet. También se pronunció en contra del nombramiento de Plá: “Esto puede significar un retroceso para los derechos de las mujeres en nuestro país”.

Por su parte, Moreno acumuló críticas porque se pone en duda qué mirada puede tener hacia los más necesitados alguien que hasta el lunes fue presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio.

Refiriéndose al nuevo gabinete en términos más generales, el diputado del Partido Socialista Osvaldo Andrade consideró que se trata de un equipo “que va a intentar retrotraer los avances logrados en el gobierno de la presidenta Bachelet” y representa “el retorno de un conservadurismo bastante nítido”.