El Tribunal Regional Federal de la Cuarta Región (TRF-4) ratificó la condena contra el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva impuesta por el juez de Curitiba Sérgio Moro por los delitos de corrupción pasiva y lavado de dinero. Dictaminó que la pena de prisión sea aumentada de nueve y medio a 12 años y un mes de prisión, manteniendo la inhabilitación para ejercer cargos públicos por 19 años. La decisión fue unánime en todo sentido por parte de los tres magistrados, lo que reduce la cantidad de recursos que Lula podría presentar. Pese al fallo, tanto Lula como el Partido de los Trabajadores (PT) ratificaron que será candidato en las elecciones del 7 de octubre.

“Pobres los que piensan que parando a Lula se termina la lucha. Ellos no podrán terminar con el sueño de libertad, las ideas y la esperanza. Lula es sólo un hombre de carne y hueso. Pueden terminar con Lula, pero las ideas ya están en la cabeza de la sociedad”, dijo el ex presidente al dirigirse a decenas de miles de personas en un acto en San Pablo, ciudad en la que esperó el fallo. “No bajen la cabeza, no es hora de desistir. Es hora de continuar nuestro camino para el futuro del país. Que se preparen, porque los partidos de izquierda se van a unir durante la campaña y vamos a volver para cuidar al pueblo con el respeto que se merece”, aseguró. “Queremos poner al hijo de la empleada doméstica en el mismo lugar que al hijo de la patrona, y eso no van a poder condenarlo en la Justicia”, subrayó.

Pese al fallo judicial en su contra, el ex presidente reiteró que será candidato en las elecciones de octubre, tal como había hecho poco antes el PT en un comunicado. “Yo ya había desistido de la política [...] pero ahora percibo todo lo que hicieron para evitar que sea candidato. Esa provocación es de tal envergadura [...] que ahora quiero ser candidato a presidente”, aseguró. Además, el ex mandatario pidió a sus seguidores que “no se preocupen” por él, sino por “lo que les está sucediendo a 210 millones de brasileños” que enfrentan las políticas del gobierno de Michel Temer. “Sólo el día en que muera voy a parar de luchar”, aseguró.

Palabras frías

Lula fue condenado por corrupción pasiva y lavado de dinero en julio por Moro, quien consideró probado que el ex presidente recibió de la constructora OAS un apartamento en San Pablo a modo de coima, a cambio de beneficiar a la empresa con contratos con Petrobras. En un trámite inusualmente rápido, el TRF-4 fijó para el 24 de enero, ayer, la decisión sobre la apelación presentada por Lula. En promedio, el TRF-4 venía tardando 15 meses en tratar los recursos de los condenados en el esquema de corrupción de Petrobras. Antes de la jornada de ayer, la imparcialidad de TRF-4 había sido puesta en duda por declaraciones públicas de su presidente, Carlos Eduardo Thompson Flores, y de su jefa de gabinete, que señalaron a Lula como culpable de los delitos de los que está acusado.

El juez Gebran Neto fue el encargado de presentar el caso en el tribunal integrado por tres magistrados. Argumentó –y sus colegas estuvieron de acuerdo– que el hecho de que no existan pruebas documentales de que el apartamento era de Lula es “resultado de la ocultación” procurada por los responsables para evitar una investigación judicial ,y que podía interferir a favor de OAS en Petrobras, porque tenía injerencia sobre la designación de jerarcas de Petrobras incluso aquellos que recibieron coimas a cambio de beneficiar a esta y a otras empresas constructoras.

A su turno, el juez Leandro Paulsen agregó que “al mantener en sus cargos [a estos directores, que no eran investigados en ese entonces] el reo colaboró, por acción y omisión, con la práctica criminal”. Por su parte, el tercer magistrado, Victor Laus, se refirió a la posición política de Lula y señaló que el tribunal “no juzga personas, juzga hechos”. Los tres dijeron, en algún momento de sus presentaciones, que Lula estaba siendo juzgado como una persona común y que no eran cómplices de ninguna persecución política. Ni ellos ni la fiscalía solicitaron la detención de Lula.

El efecto del fallo del TRF-4 no sólo recae en Lula, sino que también implicó un aval a métodos utilizados por Moro que han generado polémica. Uno de ellos es el de utilizar el testimonio que un tercero, condenado por crímenes de corrupción, brinda a cambio de una reducción de la pena, mecanismo conocido como delación premiada. En este caso fue particularmente polémico: el delator, el dueño de OAS, Léo Pinheiro, fue detenido en 2014, reveló lo que sabía de la corrupción de Petrobras en 2016 sin mencionar a Lula, fue liberado y arrestado nuevamente a las dos semanas, se le retiró la reducción de la condena porque se consideró que había mentido y se le volvió a otorgar recién cuando mencionó a Lula en su delación.

El otro aspecto avalado por el TRF-4 es considerar a los jerarcas de gobierno o de partido responsables penalmente por los delitos cometidos por las personas que designan. En esta línea está el argumento de que Lula “tenía que” estar al tanto de la corrupción en Petrobras porque en ese período o era presidente o era el líder del PT, y que desde esa posición podía utilizar su poder para favorecer a OAS.

Se trata de los dos aspectos más criticados por la defensa: que la única prueba del nexo entre Lula y el apartamento en San Pablo es la delación de Pinheiro, y que tampoco hay elementos que respalden la acusación de que Lula benefició a OAS; eso es algo que sólo puede suponerse, pero no afirmarse.

Palabras calientes

“No nos rendiremos ante la injusticia: Lula es candidato”, se titula el comunicado con el que el PT se pronunció sobre el fallo del TRF-4, al que acusó de haber “combinado” los votos y llevar adelante una “farsa judicial” con el objetivo de “sacar a Lula del proceso electoral” en una acción conjunta con “la Rede Globo” y los sectores conservadores de la política brasileña. “El plan de los golpistas choca con la fuerza política de Lula, que brota del alma del pueblo”, asegura el texto, que agrega: “No vamos a aceptar pasivamente que le falten el respeto nuevamente a la democracia y la voluntad de la mayoría. Vamos a luchar en defensa de la democracia”. El PT reitera que confirmará a Lula, favorito en las encuestas, como candidato presidencial en la convención del partido y que lo registrará ante la justicia electoral el 15 de agosto. “Si piensan que la historia termina con la decisión de hoy están engañados, porque no nos rendiremos ante la injusticia”, añade.

Foto del artículo 'Proceso sin fin'

También emitió un comunicado la Central Única del Trabajo (CUT), que acusó al TRF-4 de “ignorar la falta de pruebas que fundamentaran la existencia de un acto ilícito” y “confirmar la condena política”. “Tenían una misión: impedir la candidatura de Lula y ampliar el retroceso iniciado con el golpe de Estado de 2015”, indica el texto. “Vamos a seguir luchando por los derechos, por la democracia y por elecciones efectivamente limpias con Lula candidato. No dejaremos las calles”, agrega, antes de concluir: “¡Elección sin Lula es fraude!”.

Otros movimientos y sectores políticos se pronunciaron en la misma línea, entre ellos el Movimiento de los Trabajadores sin Techo, la ex presidenta Dilma Rousseff, el Partido Comunista de Brasil, aliado del PT, el Partido Socialista Brasileño y el Partido Socialismo y Libertad. También llegaron muestras de apoyo a Lula desde el extranjero, sobre todo de ex presidentes y líderes de izquierda como el uruguayo José Mujica y la argentina Cristina Fernández, así como del mandatario boliviano, Evo Morales.

Por su parte, los abogados defensores de Lula dieron una conferencia de prensa en la que catalogaron la decisión judicial como un “acto de autoritarismo” que es “incompatible” con la legislación brasileña e internacional. “Tenemos una condena divorciada de las pruebas [...] Estamos cambiando los parámetros de la ley por los de la convicción”, agregó uno de ellos, José Roberto Batochio, quien aseguró que presentarán todos los recursos posibles ante la Justicia. Los abogados reiteraron que la decisión de ayer no impone ningún obstáculo a la candidatura de Lula, ya que “eso será discutido en la justicia electoral”.

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Movilizados

Decenas de miles de personas participaron en actividades y actos en más de 20 ciudades en todo el país. Los más multitudinarios fueron los actos en Porto Alegre, donde está la sede del TRF-4, y San Pablo, donde Lula esperaba el fallo (el presidente viajó a Porto Alegre el martes para agradecer a sus seguidores, y no ayer, como informamos erróneamente en la edición anterior). Las calles se tiñeron del rojo del PT, de la CUT y del Movimiento de los Trabajadores sin Techo para protestar contra una decisión judicial que consideran sesgada y reclamar su “derecho” de votar a Lula como presidente en las próximas elecciones. Después de que se conociera el fallo, hubo desconcierto, rabia y lágrimas, aunque, según los testimonios recogidos por medios brasileños, la decisión judicial no fue una sorpresa para los seguidores del ex presidente. Los cánticos, las marchas y los gritos no se detuvieron, sino que se multiplicaron como una señal de resistencia.

Por otra parte, también hubo marchas de unos cientos de contrarios a Lula, que celebraron el fallo judicial y exigieron que durante el resto del proceso sea llevado a prisión y no esté en libertad. Estas movilizaciones se llevaron a cabo sobre todo en Brasilia, Porto Alegre y San Pablo.