El presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, abrirá hoy las puertas de su casa en Barra da Tijuca, Río de Janeiro, para recibir a sus principales aliados y definir los primeros pasos a seguir después de su triunfo del domingo. Lo primero que hará será decidir quiénes integrarán el equipo técnico que liderará el proceso de transición con el gobierno del actual mandatario, Michel Temer, según informó ayer el diputado Onyx Lorenzoni, futuro secretario de Presidencia y el elegido para coordinar este proceso. Se prevé que entre los asistentes a la reunión estén el economista Paulo Guedes, futuro ministro de Hacienda, y el propio Lorenzoni, entre otros.
Mañana, el diputado viajará a Brasilia, donde primero se reunirá con Augusto Heleno Ribeiro, confirmado para encabezar la cartera de Defensa. Luego, mantendrá un encuentro con Eliseu Padilha, el actual secretario de Presidencia.
La visita de Lorenzoni le allanará el camino a Bolsonaro, quien viajará a esa ciudad el lunes para reunirse con Temer e iniciar formalmente el proceso de transición que, según garantizó ayer Padilha, será “tranquila” y con un “ánimo de total colaboración” por parte del gobierno actual.
Consultado por la prensa sobre los nombres de los ministros que faltan para completar el gabinete, Lorenzoni adelantó que no se conocerán antes de diciembre. Es decir, un mes antes del 1º de enero, día en el que Bolsonaro asumirá la presidencia del país.
De cara al mundo
Mientras Bolsonaro aprovechó el día de ayer para descansar, Lorenzoni ofició como una especie de portavoz. Además de informar sobre cuestiones vinculadas a la transición administrativa y el futuro gabinete, el diputado aseguró que el presidente electo ya prepara su agenda internacional. En este sentido, dijo que el primer viaje que hará al exterior será para visitar Chile, donde será recibido por el presidente Sebastián Piñera. No dio detalles sobre la fecha.
Piñera ratificó la información unos minutos después en Twitter. “Hoy tuve una franca y útil conversación con el presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, y nos confirmó que visitará Chile. Brasil es un país-continente e importante aliado estratégico. Hablamos del TLC [Tratado de Libre Comercio] y del Corredor Bioceánico que unirá el [océano] Atlántico con puertos chilenos del Pacífico”, escribió.
Apenas se supo esta noticia, colectivos LGTBI de Chile confirmaron que convocarán a manifestaciones contra el ultraderechista brasileño durante su visita al país para hacerle saber “que no será bien recibido en ningún país por la población LGBTI mientras no garantice el más pleno respeto a los derechos humanos de todas las personas con orientación sexual o identidad de género diversa”, advirtió el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual en un comunicado.
Lorenzoni adelantó que otro destino de Bolsonaro será Estados Unidos, en donde prevé entrevistarse con su presidente, Donald Trump, por quien siente una “gran admiración”.
En las últimas horas también hubo pistas acerca de las líneas comerciales del futuro gobierno brasileño. El domingo de noche, el elegido por Bolsonaro como titular del Ministerio de Hacienda dijo que el Mercosur “no es una prioridad” para Brasil. De todas formas, consultado por el diario argentino Clarín, Guedes negó que fuera a romper relaciones con el bloque. “No vamos a romper ninguna relación. ¿Si voy a comerciar sólo con la Argentina? No. ¿Voy a comerciar sólo con Venezuela, Bolivia y la Argentina? No. Vamos a negociar con el mundo. Serán más países. No seremos prisioneros de relaciones ideológicas. Haremos comercio”, dijo.
Aplausos esperados
Lejos de América Latina, el triunfo de Bolsonaro fue celebrado ayer por gobernantes y por reconocidos líderes de extrema derecha. El presidente estadounidense fue uno de los primeros. En Twitter, Trump se refirió a la conversación telefónica que mantuvo el domingo de noche con Bolsonaro y dijo que ambos estuvieron de acuerdo en que Estados Unidos y Brasil “trabajarán estrechamente en materia comercial, militar y todo lo demás”.
El ex asesor de Trump Steve Bannon también festejó la victoria de Bolsonaro y lo halagó, en una entrevista publicada ayer en el diario Folha de São Paulo. “Es la clase de líder que sólo aparece cada dos generaciones y puede recuperar el país, claramente un populista y nacionalista”, afirmó el activista de la llamada alt-right.
Para Bannon, el presidente electo brasileño se fortaleció en medio de la “tragedia” que, a su juicio, vive Sudamérica y “se mostró a la altura de ese desafío”. El ex jefe de estrategia de Trump dijo que el problema de Brasil es “la clase política permanente, que es corrupta e incompetente” y que “sólo quiere ganar dinero”, en referencia a los casos de corrupción destapados durante los gobiernos del Partido de los Trabajadores. “La situación es igual en Estados Unidos, por eso estamos viendo esas revueltas lideradas por líderes populistas que quieren convertir sus países nuevamente en algo grandioso. Bolsonaro quiere llevar a Brasil de vuelta a su lugar de liderazgo”, agregó.
Por otro lado, dijo que sin las redes sociales “para el populismo hubiera sido 100 veces más difícil ascender”, porque personajes como Trump o Bolsonaro no habrían logrado “sobrepasar la barrera de los medios tradicionales”. Consultado sobre el historial de declaraciones machistas, racistas y homófobas de Bolsonaro, se limitó a decir que tan sólo se trata de un lenguaje “provocador” con el que ha intentado “ser escuchado en medio del ruido”, de la misma forma que –según dijo– hizo su antiguo jefe.
En Europa, el viceprimer ministro italiano y líder de la xenófoba Liga Norte, Matteo Salvini, festejó que “también” en Brasil “los ciudadanos hayan mandado a casa a la izquierda”. Salvini felicitó a Bolsonaro en Twitter por su “buen trabajo” y aseguró que la amistad entre los “pueblos” y los “gobiernos” de los dos países “será aun más fuerte”. A la vez, adelantó que “después de años de palabrerías” solicitará “que devuelvan a Italia” a Cesare Battisti, antiguo miembro del grupo de extrema izquierda Proletarios Armados para el Comunismo. Durante la campaña electoral, Bolsonaro prometió que si llegaba al poder extraditaría “inmediatamente” a Battisti, algo que había sido vetado por el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva el último día de su mandato, en 2010.
Finalmente, en la vecina Francia, la líder de Agrupamiento Nacional (el antiguo Frente Nacional), Marine Le Pen, le deseó “buena suerte” a Bolsonaro, quien, a su entender, “tendrá que restablecer la situación económica, de la seguridad y democrática” en su país. “Los brasileños acaban de sancionar la corrupción generalizada y la terrorífica criminalidad que han prosperado durante los gobiernos de extrema izquierda”, señaló la líder ultranacionalista en Twitter.
A modo de advertencia
Al mismo tiempo que unos lo celebran, otros le piden encarecidamente a Bolsonaro que respete la democracia. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Unión Europea (UE) se expresaron ayer en este sentido. La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, aseguró que desde su cargo estará “muy atenta” para que “en una democracia tan importante de América Latina los derechos humanos se sigan respetando y la democracia siga consolidándose”.
En declaraciones a la prensa desde París, donde participó en la Cumbre Mundial de Defensores de los Derechos Humanos, Bachelet aclaró rápidamente que “por supuesto que es una decisión soberana de los brasileños a quién eligen presidente de la República”. Sin embargo, antes, en su discurso durante la cumbre y sin dar nombres, lamentó que sean elegidos políticos con discursos “homófobos”, “misóginos” y que sostienen que “la tortura está bien para conseguir la información que necesitas”.
Por otra parte, la portavoz de la Comisión Europea, Natasha Bertaud, dijo que la institución “evidentemente respeta” la “elección democrática del pueblo brasileño” y que espera que el presidente electo trabaje “para consolidar la democracia”. Además, Bertaud confió en que la UE pueda seguir trabajando con el nuevo gobierno que designe Bolsonaro y recalcó la “importancia” de Brasil en las negociaciones en curso con el Mercosur para un acuerdo de asociación que incluye un tratado de libre comercio. El bloque europeo y el Mercosur trabajan en un acuerdo de asociación desde 2004, y se habían comprometido a acelerar las negociaciones en un contexto global marcado por el proteccionismo que defiende Trump.