Este domingo se celebra la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil, en las que se enfrentarán el candidato del Partido Social Liberal, Jair Bolsonaro, y el del Partido de los Trabajadores (PT), Fernando Haddad. Los últimos sondeos de intención de voto publicados revelan que el ultraderechista sigue manteniendo ventaja, aunque la distancia se redujo.

De acuerdo con una encuesta de Datafolha publicada anoche, la diferencia entre los dos candidatos pasó de 18 a 12 puntos. La intención de voto de Bolsonaro se redujo de 59% a 56%, y la de Haddad creció de 41% a 44%. La encuesta mide el voto válido, que es el que determina la elección.

En otro sondeo divulgado ayer, elaborado por la firma Vox Populi para la Central Única de los Trabajadores, Bolsonaro reúne 53% de apoyo, y el candidato del PT recaba 47%.

Haddad celebró el nuevo repunte con varios mensajes en Twitter que finalizó con el hashtag #HoraDaVirada (hora del giro). “La hora del giro está llegando. Nuestro adversario tiembla”, afirmó.

Más temprano, en otra serie de tuits, el candidato de izquierda hizo referencia a las iniciativas que se están llevando adelante para frenar las fake news, un fenómeno del que el PT responsabiliza a su contrincante. Se refirió en este sentido a la propuesta de un senador chileno de impulsar una “Ley Bolsonaro” contra las noticias falsas.

La ola de noticias falsas comenzó antes de la primera vuelta electoral, celebrada el domingo 7. Sin embargo, tomó fuerza de cara al balotaje. Tanto es así que la Policía Federal de Brasil y el Tribunal Supremo Electoral (TSE) iniciaron la semana pasada, por separado, investigaciones al respecto.

La autoridad electoral busca indagar –a solicitud del PT– si empresas financiaron la compra masiva de mensajes falsos vía Whatsapp para favorecer a la campaña de Bolsonaro. El TSE consideró que hay fundamentos para investigar si el ultraderechista se estaría beneficiando “directamente” del bombardeo masivo de mensajes difamatorios contra su adversario, lo que implicaría abuso de poder económico y uso indebido de los medios de comunicación.

La Policía, en paralelo, inició otra investigación por la vía penal para determinar el papel de diversas empresas tecnológicas en la diseminación de las fake news contra los dos candidatos presidenciales. Se comenzó a indagar a pedido de la Fiscalía, que basó su solicitud en un artículo del diario Folha de São Paulo que denuncia una trama a favor de Bolsonaro y cita además a una de las compañías supuestamente implicadas. La difusión de estas noticias a través de Whatsapp habría sido contratada por empresarios que apoyan al ultraderechista, y si esto hubiera sido coordinado con el equipo de Bolsonaro, se trataría de una práctica prohibida por la legislación electoral brasileña.

Por otro lado, el TSE ordenó ayer que sea retirado de internet un video en el que Bolsonaro advertía que “la gran preocupación” de su campaña “no es perder por votos, sino perder por fraude”, y agregaba que “esa posibilidad de fraude en la segunda vuelta, y hasta tal vez en la primera, es concreta”. La presidenta del TSE, Rosa Weber, dijo al defender la decisión que “las críticas son legítimas” en tanto conviven en un “estado de derecho”, pero que aquellas “que buscan debilitar a la Justicia electoral, y sobre todo restarle credibilidad ante la población, deben tener un límite”.

La jefa de la misión de observación de la Organización de los Estados Americanos (OEA) para las elecciones presidenciales en Brasil, Laura Chinchilla, consideró ayer que el fenómeno de las noticias falsas durante esta campaña “tal vez” no tenga “precedentes” en ninguna democracia del mundo. “Es la primera vez en una democracia que estamos observando el uso de Whatsapp para poder difundir masivamente noticias falsas como en el caso de Brasil”, alertó la funcionaria en declaraciones a periodistas en San Pablo.

Chinchilla precisó que en otras campañas, como en la de Estados Unidos de 2016, la desinformación fue difundida en redes públicas como Facebook o Twitter, mientras que en Brasil se extendieron a través de una red privada donde su control es más complejo. “Al ser una red privada ha planteado una serie de consideraciones para las autoridades sobre cómo manejar el acceso a comunicaciones privadas. Acceder a Whatsapp es como acceder a un correo privado”, recalcó, lo cual “demanda un instrumental técnico y jurídico diferente”.

La representante de la OEA se reunió ayer con Haddad, quien le presentó una serie de denuncias sobre violencia política, divulgación de noticias falsas y financiación ilegal. Sin embargo, dijo que “no tuvo oportunidad” de mantener un encuentro con Bolsonaro, aunque espera poder hacerlo antes del domingo. De todas formas, recalcó que también recibió denuncias por parte del Partido Social Liberal.