La victoria de Jair Bolsonaro en las elecciones presidenciales brasileñas abrió un panorama de incertidumbre grande, tanto en Brasil como en la región. Para aterrizar algunos temas cruciales respecto de lo que vendrá, la diaria se contactó con el analista político Alberto Pfeifer, quien actualmente se desempeña como coordinador del grupo de análisis de coyuntura internacional de la Universidad de San Pablo.

El experto dio un panorama sobre el contexto y los grupos que posibilitaron la llegada al gobierno del capitán, quien durante largos años cimentó su fama en sus declaraciones polémicas, siempre ligadas a un pensamiento extremadamente conservador y nacionalista.

“Bolsonaro llegó al poder después de 16 años de gobierno del Partido de los Trabajadores [PT], exceptuando este último tiempo en el que asumió el presidente Michel Temer luego de la destitución de Dilma Rouseff. Lo que llevó al poder a Bolsonaro es el rechazo al PT, el rechazo a la izquierda, el rechazo a la estatización, a la idea de Estado grande e intervención del Estado en la vida ciudadana”, dijo Pfeifer.

“Lo que viene, y eso no es ningún misterio porque la campaña de Bolsonaro se basó mucho en ello, es una inclinación hacia el conservadurismo en las costumbres y los valores de la sociedad brasileña”, agregó el analista.

A su entender, “esto tiene mucho que ver con el surgimiento masivo de un nuevo tipo de ciudadano, que es el ciudadano pentecostal, es el creyente en esas iglesias protestantes, que es bastante liberal en el sentido económico del término pero extremadamente reaccionario en lo que tiene que ver con las costumbres y los valores”. Pfeifer señaló que esos creyentes están en contra del aborto legal y del matrimonio homosexual, y que “la expresión política de Bolsonaro en buena medida responde a las inquietudes de estos sectores de la población, que son cada vez más numerosos”.

El académico también remarcó que uno de los factores determinantes del triunfo de Bolsonaro, “que se unió al sentimiento antiinzquierdista y antipetista, es el voto del campo brasileño, esa enorme franja de territorio que se extiende desde el interior de Rio Grande do Sul hasta bien al norte, hasta Roraima”. Pfeifer dijo que en esa zona del país, “en los últimos 30 o 40 años se ha dado una gran expansión de la población, lo cual ha generado el desarrollo de toda una nueva clase media rural”, y aclaró: “Cuando digo ‘rural’ no me refiero estrictamente a gente que viva en el campo, sino a población rural urbana que habita una en una enorme cantidad de ciudades medianas y pequeñas, pero que basa su sustento en la economía agraria”.

“Esa gente, desde el punto de vista económico, ha llevado a Brasil a lo que es hoy, a que Brasil sea el segundo mayor exportador de commodities agrícolas del mundo. Esa gente no depende para nada del gobierno, no recibe nada del gobierno y por eso mismo rechaza la idea de pagar impuestos, y además es una parte de la población que en los últimos años ha visto amenazada su seguridad patrimonial y también su seguridad personal”, afirmó Pfeifer. Explicó que estos sectores declaran que “si el Estado no puede cubrir la seguridad, pretenden armarse para defenderse ellos mismos y a sus propiedades”. Por eso “fueron seducidos por el discurso de Bolsonaro respecto de la liberalización del porte de armas por parte de particulares”.

Un nuevo orden

Jair Bolsonaro asumirá la presidencia de Brasil el 1º de enero y su acceso al poder traerá transformaciones en el funcionamiento del Estado brasileño. Sobre este punto Pfeifer expresó que “la llegada de Bolsonaro al gobierno va a implicar un reordenamiento de la jerarquización de los gastos del Estado” y que ante la crisis fiscal, “los remedios que se van a aplicar ya son conocidos: recorte del gasto público, con el redimensionamiento del tamaño del Estado, la reducción de las jubilaciones y pensiones, y un cambio muy importante en todo el sistema de la seguridad social”. El académico afirmó que además “va a haber una reforma política y la reducción de cargos públicos en todos los niveles”.

Por otra parte, Pfeifer descreyó de las afirmaciones del futuro ministro de Economía brasileño, Paulo Guedes, quien dijo que “el Mercosur no será prioridad” para el gobierno de Bolsonaro. “Paulo Guedes no sabe nada de política exterior. Cero. A Paulo Guedes lo único que le importa es su impacto en la conducción macro y microeconómica de Brasil. Él no tiene idea del Mercosur, de la dimensión política que tiene y menos de lo que tiene que ser la inserción internacional del país”, dijo. En opinión de Pfeifer, “como Bolsonaro y su grupo no tienen una orientación clara sobre las relaciones exteriores, en las próximas semanas van a tratar de entender como funcionan, y por suerte Brasil tiene una diplomacia muy preparada y muy calificada”, que “en poco tiempo les va a dar una especie de curso rápido sobre lo que es la integración regional y de como debe ser la inserción de Brasil con el resto del Mundo, de manera que el nuevo gobierno pueda direccionar la política exterior de forma adecuada”.

Agregó que es prematuro hablar ahora de la política exterior que va a tener el gobierno de Bolsonaro. “Respecto del Mercosur yo creo que va a haber una intención de reducir los aranceles externos de Brasil”, dijo. En su opinión, “se van a renegociar los aranceles externos comunes” y “puede haber una intención de flexibilizar este aspecto de la relación, pero eso es algo que se va a tener que negociar con los otros países del Mercosur”.

Para Pfeifer, “lo más importante es que mientras el Mercosur recobre su funcionalidad económica, es decir genere comercio, inversiones y facilite la dinamización y el aumento de la producción y de la competitividad de los países de la región, Brasil no va a tener ningún problema en seguir adelante con el Mercosur como hasta ahora; incluso se puede profundizar”.

Negociar para gobernar

El Partido Social Liberal, que presentó la candidatura de Bolsonaro, tendrá apenas 52 bancas de las 513 que componen la Cámara de Diputados brasileña y sólo cuatro representantes entre los 81 legisladores que componen el Senado. Por esta razón, el próximo presidente deberá tejer alianzas en el Parlamento para poder llevar adelante sus políticas.

Pfeifer señaló que “en términos nacionales –en la primera vuelta, en las elecciones para gobernadores– hubo una gran división de la representatividad partidaria en el escenario político brasileño”. En este escenario, “el PT sigue siendo el sector con mayor cantidad de diputados, pero hay más de 30 partidos representados”.

“Yo digo que lo que ha quedado conformado luego de estas elecciones es un congreso caleidoscópico”, afirmó. “Acá en Brasil tendrá que haber un gobierno de coalición en el que el presidente deberá negociar mucho con el Poder Legislativo. Ese factor será fundamental para que pueda existir gobernabilidad”, agregó Pfeifer.

Si bien Bolsonaro puede tener una base importante de apoyo en lo que se denomina bancada BBB –los sectores parlamentarios que apoyan al campo (buey), al armamentismo (bala) y los vinculados a iglesias evangélicas y pentecostales (Biblia)– el académico dijo a la diaria que “si bien este rótulo puede ser ilustrativo, estas bancadas no son un bloque sólido” y que “el nuevo presidente tendrá que negociar mucho con el Congreso, donde además va a haber un sector importante de la izquierda y un espectro de centro muy amplio”. A su entender, “el sistema político brasileño es uno de negociación”.

Acerca de la situación actual del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que actualmente se encuentra preso en Curitiba, Pfeifer cree que la elección de Bolsonaro “no cambiará nada” en el proceso que está en curso y por el cual fue condenado. Afirmó que “Lula va a seguir preso y va a tener que cumplir su pena, es algo tan sencillo como eso, seguirá siendo una cuestión estrictamente judicial”. Consideró que en caso de que hubiera ganado Fernando Haddad sí podrían haber existido movimientos y presiones en favor de la liberación del ex presidente, pero “con la elección de Bolsonaro pueden llegar a acelerarse otros procesos judiciales que hay contra Lula e incluso se le pueden aumentar las penas”.

Bolsonaro no quiere que le pongan “rótulos”

El presidente electo de Brasil dio a la cadena Globo su primera entrevista como presidente electo y afirmó que se contactaría pronto con el juez Sérgio Moro para manifestarle que le gustaría contar con él como ministro de Justicia o como integrante del Supremo Tribunal Federal. Antes de convertirse en presidente electo, Bolsonaro ya había manifestado que quería en esa corte al juez, que se hizo conocido por la operación Lava Jato y, en particular, por condenar al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Bolsonaro también se refirió a las críticas que recibe por su rechazo a los homosexuales y por perseguir la libertad de prensa –han sido reiterados sus enfrentamientos con Folha de São Paulo– y se mostró contrario a que se le pongan “rótulos”, según citó la agencia de noticias Efe. El ganador de las elecciones del domingo agregó: “Ahora estamos en otro momento. Quiero gobernar para todos y no sólo para los que me votaron”.