El Senado de Estados Unidos confirmó al juez Brett Kavanaugh como nuevo miembro vitalicio de la Corte Suprema de Justicia, en medio de la polémica por las acusaciones de abusos sexuales que pesan en su contra. La votación, que se llevó a cabo el sábado, fue reñida: el juez, propuesto por el presidente estadounidense, Donald Trump, recibió el apoyo de 50 senadores y el voto en contra de 48. Unas horas después, en una ceremonia privada en la sede del tribunal en Washington, Kavanaugh prestó juramento como integrante del tribunal. Ocupó por primera vez su asiento en la mañana de ayer, entre las felicitaciones de sus colegas y la mirada atenta del resto del país.

El ingreso del juez a la Corte Suprema estuvo precedido de críticas públicas y protestas callejeras. El sábado, horas antes de la votación en el Senado, cerca de 500 personas se manifestaron en los alrededores de la sede judicial y del Congreso –edificios que se encuentran a una cuadra de distancia– para denunciar la incapacidad de Kavanaugh para integrar el alto tribunal y apoyar a Christine Blasey Ford, Deborah Ramírez y Julie Swetnick, las tres mujeres que aseguran haber sufrido abusos sexuales por parte del juez años atrás. “Estamos con las sobrevivientes” era una de las consignas que se repetían en carteles y pancartas.

Después de la votación, Trump les restó importancia a estas movilizaciones –“eran unas 200 personas, no llegaban ni a llenar las primeras dos filas del estadio de Kansas”, publicó en su cuenta en Twitter–. Al mismo tiempo, celebró la confirmación de Kavanaugh, un triunfo necesario para el mandatario, a un mes de las elecciones legislativas en las que los republicanos podrían perder la mayoría parlamentaria en al menos una de las dos cámaras. “Aplaudo y felicito al Senado por confirmar a nuestro gran nominado”, escribió el gobernante. En mensajes anteriores, describió al juez como una “persona extraordinaria” y con “mucho talento”.

Acerca de las denuncias contra Kavanaugh, Trump se limitó a decir el fin de semana que estaba “100% seguro” de que Ford, quien acudió al Senado para detallar los abusos sexuales cometidos por el juez, había nombrado a la persona equivocada. Ayer, en Twitter, dijo que estaba “demostrado” que el juez era “inocente” y le pidió disculpas tanto a él como a su familia “por todo el sufrimiento que han tenido que pasar”.

Otros senadores republicanos no se animaron a defender al magistrado pero argumentaron que no había evidencia que corroborara la versión de la mujer. Los demócratas, en tanto, insistieron en que la investigación que hizo el FBI sobre el asunto fue incompleta.

En un probable intento de limpiar su imagen e intentar pasar la página, Kavanaugh llegó ayer a su primer día de trabajo junto con un equipo de ayudantes legales enteramente femenino. Así, por primera vez en la historia de la Corte Suprema, este año más de la mitad de la asistencia legal estará integrada por mujeres.

Giro a la derecha

Antes de que saliera a la luz la primera denuncia por abuso sexual, la nominación de Kavanaugh había despertado las críticas de la oposición y de organizaciones de la sociedad civil por la visión ultraconservadora que el juez había mostrado en el pasado en cuestiones vinculadas a los derechos humanos. La realidad es que su confirmación inclinó la balanza de la Corte Suprema hacia la derecha. Ahora los conservadores tendrán mayoría (son cinco frente a cuatro jueces progresistas) en cualquier batalla legal sobre temas polémicos como la inmigración, el aborto o los poderes presidenciales. Antes tenían la misma mayoría, pero el antecesor de Kavanaugh, Anthony Kennedy, era un conservador moderado.

“Me siento frustrado de que el progreso de nuestra nación hacia los derechos de las mujeres, los derechos civiles y la igualdad LGTBQ pueda verse estancado por un juez preparado por grupos de extrema derecha”, dijo el sábado en un comunicado el senador demócrata Bob Menéndez.

Por su parte, la directora ejecutiva de la Red Nacional de Fondos para el Aborto, Yamani Hernández, consideró que la llegada de Kavanaugh a la corte es “trágica” para las minorías. “Ha demostrado que no será un juez imparcial, que ignorará abiertamente la anticoncepción, silenciará las voces de los jóvenes inmigrantes [...] e ignorará a nuestras familias que buscan justicia”, dijo Hernández a la agencia de noticias Efe. Para la activista, su confirmación en el puesto hace que Estados Unidos sea “un lugar menos seguro y menos libre”.