Decenas de ciudades de Brasil se movilizaron contra el candidato ultraderechista y misógino Jair Bolsonaro, representante del Partido Social Liberal y favorito para la primera vuelta electoral del 7 de octubre. Las marchas del sábado fueron convocadas espontáneamente en las últimas semanas por mujeres que se agruparon, en particular en Facebook, expresamente para manifestar su rechazo al candidato. El más conocido de estos grupos es Mujeres Unidas Contra Bolsonaro.
Casi sin banderas políticas, en las marchas se criticó a Bolsonaro desde todos los frentes. Fue calificado de “totalmente homofóbico, fascista, racista”, se señaló su apoyo a la dictadura y se subrayó su actitud agresiva contra los seguidores de otros partidos, especialmente del Partido de los Trabajadores (PT). En declaraciones a periodistas, los manifestantes coincidían en identificar a Bolsonaro como una amenaza para la democracia brasileña.
Las organizadoras informaron que las movilizaciones se llevaron adelante en 65 ciudades del país y que participaron centenares de miles de personas, lo que convertiría a esta convocatoria en la más grande de esta campaña electoral y de los últimos tiempos, comparable con las que reclamaban el impeachment contra Dilma Rousseff.
“Hoy estamos unidas con la cabeza erguida en las calles de todo Brasil porque un candidato a la presidencia, con un discurso fundado en el odio, la intolerancia, el autoritarismo y el atraso, amenaza nuestras conquistas y nuestra ya difícil existencia”. Ese texto fue leído a coro por un grupo de mujeres en San Pablo cuando terminó el espectáculo de la agrupación lubola Ilú Obá de Min, formada sólo por mujeres.
La de San Pablo fue una de las movilizaciones más grandes, con entre 100.000 y 150.000 personas, en su mayoría mujeres. Como en las demás ciudades donde se hizo la marcha, casi no hubo banderas partidarias (con la excepción de algunas personas que asistieron con distintivos del PT) y sí estuvieron presentes las de la diversidad y algunos símbolos del movimiento negro. También aparecieron algunas banderas y carteles en los que pedían justicia por Marielle Franco, la edila carioca que fue asesinada en marzo en un delito cuyos autores intelectuales siguen sin haber sido identificados.
Algunas políticas también participaron en el acto, entre ellas la candidata a la presidencia de Rede Sustentabilidade, Marina Silva, y las candidatas a vice Manuela D'Avila (compañera de fórmula de Fernando Haddad, del PT), Kátia Abreu (de Ciro Gomes) y Sônia Guajajara (de Guilherme Boulos).
Bolsonaro aparece en primer lugar en las encuestas, incluso en las publicadas en estos últimos días, con 28% de intención de voto, pero tiene un porcentaje de rechazo que llega a 46% y sube a 52% en el caso de las mujeres.
El candidato ha sido autor, en los últimos años, de las frases más discriminatorias hacia la mujer y se opone a la mayoría de las iniciativas que buscan garantizar sus derechos, desde el aborto hasta los programas destinados a atender los casos de abusos sexuales y violencia doméstica. Su discurso se replica en sus seguidores con más virulencia. “No me gusta este negocio del feminismo. Bolsonaro está a favor de la familia, como debe ser y como era antiguamente”, dijo a O Estado de São Paulo una empresaria de 32 años en un acto del candidato la semana pasada. Y no son sólo sus discursos, sino también sus decisiones: de acuerdo con un relevamiento del diario Valor Econômico, las mujeres de su equipo de trabajo cobran, en promedio, 31% menos que sus colegas hombres.
En paralelo a las movilizaciones que se oponían a Bolsonaro, los seguidores del candidato organizaron movilizaciones para respaldarlo en distintas ciudades de 16 estados, aunque varios de estos encuentros reunieron sólo a unas pocas decenas de personas. El mismo sábado fue dado de alta Bolsonaro, que estaba internado desde que recibió una puñalada durante un acto de campaña, a comienzos de setiembre.
Ayer encabezaba un acto uno de sus hijos que también se dedica a la política, Eduardo Bolsonaro, junto a un muñeco inflable que representaba al candidato. “Las mujeres de derecha son mucho más bonitas que las de la izquierda y no muestran los pechos por ahí para protestar”, dijo el dirigente. “Las mujeres de derecha son higiénicas y las de izquierda no”, agregó, generando aplausos entre los seguidores de su padre.
Bolsonaro ha sido el centro de las noticias y la campaña en Brasil en la última semana no sólo por los rechazos que genera, sino también por sus propias declaraciones. En una entrevista brindada desde el hospital, aseguró que sólo aceptará el resultado de las elecciones si él las gana, porque se guía por lo que ve “en las calles”. También dijo que su principal rival, Fernando Haddad, que según las encuestas ocupa el segundo lugar en intención de voto para el 7 de octubre y el primero para la segunda vuelta, sólo puede ganar las elecciones “mediante un fraude”.
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