El presidente estadounidense, Donald Trump, visitó ayer la ciudad de Pittsburgh, en el estado de Pensilvania, donde el sábado un atacante armado irrumpió en la sinagoga El Árbol de la Vida y mató a 11 personas e hirió a otras cuatro. Se trató de uno de los ataques más mortíferos contra la comunidad judía en la historia de Estados Unidos.

La llegada de Trump, que viajó junto a su esposa, Melania, para acompañar a los familiares de las víctimas, estuvo rodeada de controversia, y congresistas del opositor Partido Demócrata e incluso del Partido Republicano, al que pertenece Trump, se negaron a acompañar al mandatario. Incluso el alcalde de Pittsburgh, el demócrata Bill Peduto, le sugirió a Trump que no visitara la ciudad. “Toda nuestra atención debe estar en las víctimas”, dijo Peduto, y agregó: “No tenemos suficientes funcionarios de seguridad pública para brindar protección en todos los funerales y al mismo tiempo recibir una visita presidencial”.

Por otra parte, tanto familiares de las víctimas del ataque como sectores judíos progresistas de la ciudad de Pittsburgh manifestaron su rechazo a la visita de Trump y comunicaron que no era bienvenido.

Es el caso de 11 miembros de la rama de la organización civil Bend the Arc, una entidad judía liberal, que publicaron una carta abierta dirigida al presidente Trump en la que denuncian su apoyo al nacionalismo blanco, y lanzaron una petición con una serie de demandas luego de los hechos del sábado. Esa petición, que en poco tiempo reunió más de 70.000 adhesiones, le exige a Trump: “Usted y el Partido Republicano: repudien completamente el nacionalismo blanco, dejen de atacar y poner en peligro a todas las minorías, cesen su asalto a inmigrantes y refugiados, y comprométanse a implementar políticas compasivas y democráticas que reconozcan la dignidad de todos”.

“Nuestra comunidad judía no es el único grupo al que usted se ha dirigido”, escribió el grupo. “También ha socavado deliberadamente la seguridad de las personas de color, los musulmanes, las personas LGTBQ y las personas con discapacidades. La masacre del sábado no es el primer acto de terror que ha incitado contra un grupo minoritario en nuestro país”.

También muchos familiares de las víctimas, así como otros representantes de la sociedad civil de la ciudad se mostraron profundamente molestos con Trump, quien después del ataque, al que calificó como “acto perverso de asesinato en masa”, dijo que este se podía haber evitado si en el lugar hubiera habido guardias armados.

Las víctimas mortales del ataque, entre las que se encontraban un matrimonio y dos hermanos, tenían entre 54 y 97 años y eran asiduos concurrentes a la sinagoga El Árbol de la Vida, frecuentada por judíos progresistas. Algunas ceremonias fúnebres de los asesinados en el atentado se hicieron ayer y otras se sucederán hasta el viernes.

El atacante, identificado como Robert Bowers, fue llevado el lunes por primera vez al Palacio de Justicia Federal de Pittsburgh. Allí, el juez Robert C Mitchell enumeró los 29 cargos penales en su contra y le preguntó si los entendía. “Sí”, fue la lacónica respuesta de Bowers. Los cargos incluyen la obstrucción del libre ejercicio de las creencias religiosas y un crimen de odio que puede llevar a la pena de muerte. Las autoridades federales dijeron el domingo que pretendían que se le aplicara ese castigo a Bowers, quien además enfrenta cargos estatales, según informó The New York Times.

Bowers, camionero de 46 años de edad, era un asiduo usuario de la red social Gab –una especie de Twitter muy utilizada por los militantes de extrema derecha– y desde allí permanentemente se expresaba en contra de los judíos. Incluso en su perfil en esta red decía: “Los judíos son los hijos de Satanás”.

El acusado del crimen también se había manifestado más de una vez en la misma red social contra el presidente Trump, al que acusa de ser un “globalista” incapaz de detener la “infestación judía” de Estados Unidos.