El terremoto de 7,5 grados en la escala de Richter y el tsunami que vino a continuación en Indonesia causaron la muerte de cientos de personas en cuatro localidades costeras. La ciudad de Palu, de la que se tiene mayor cantidad de datos, está en el centro de una bahía con forma de U y recibió el mayor impacto del tsunami. Sin embargo, todavía se desconocen los daños y la cantidad de muertos que dejó este fenómeno en otras tres localidades en esa bahía. Ayer continuaban los daños en las comunicaciones y las rutas causados por los desastres naturales.
En Palu las autoridades prácticamente duplicaron el número de víctimas entre sábado y domingo, hasta llegar a las 832 de las que se informaba anoche. El vicepresidente, Jusuf Kalla, dijo ayer que la cifra de muertes podría aumentar a miles. “Esto es ya una tragedia, pero podría empeorar”, dijo, según citó la agencia de noticias Reuters. Preocupa en particular la situación de la ciudad de Donggala, donde viven más de 300.000 personas.
Mientras tanto, en Palu la situación es dramática. Miles de habitantes fueron desplazados de sus casas y están en las calles buscando agua, comida y lugar para pasar la noche. Algunas personas recurrieron a los saqueos para conseguir insumos básicos, por lo que el gobierno pidió a los comercios que regalaran productos y les manifestó que más adelante serán compensados. Por su parte, los hospitales no dan abasto para atender a todos los heridos y han desplegado equipos de atención médica directamente en la vereda para tratar las heridas más leves.
En paralelo, han surgido preguntas acerca de la responsabilidad de las autoridades por la falta de previsión del tsunami. La agencia de prevención de desastres llegó a emitir una advertencia de tsunami después del terremoto, pero la levantó rápidamente, antes de que ocurriera. Esto permitió que se hiciera un festival en la playa de Palu que fue golpeada directamente por la ola, que llegó a gran velocidad.